Del campo a la feria: cómo la FAUBA garantiza los alimentos agroecológicos

Un proyecto de la Facultad de Agronomía de la UBA acompaña a familias productoras en su transición hacia la agroecología. A través de visitas técnicas, análisis y participación estudiantil, el Sistema Participativo de Garantía construye redes para acercar alimentos sanos y sustentables a la mesa de los consumidores.
El Sistema Participativo de Garantía (SPG) de la Facultad de Agronomía de la UBA es un proyecto que conecta a productores y consumidores para promover prácticas agrícolas sustentables, transparentes y con respaldo técnico-académico.
El SPG acompaña la transición agroecológica de unas 20 familias hortícolas que participan de la Feria del Productor al Consumidor de la FAUBA. Allí, docentes, estudiantes y egresados recorren los campos ubicados en el AMBA, evalúan indicadores productivos, brindan asesoramiento técnico y emiten una garantía agroecológica visible para los consumidores que compran en la feria de la Facultad.
“El SPG no sólo garantiza la producción, sino también articula territorio y universidad. Estudiantes, investigadores y productores se encuentran en el campo para aprender de los problemas reales y aportar soluciones”, explica Guillermo Fusaro, graduado de la Tecnicatura en Producción Vegetal Orgánica, docente y coordinador del proyecto de extensión.
El SPG se basa en una filosofía distinta a la certificación clásica: no es una auditoría externa, sino un proceso participativo que busca empoderar a los actores involucrados. “Se construye desde la confianza, el intercambio de saberes y la responsabilidad. Armamos una red de contención y acompañamiento”, detalla el Dr. Eduardo Wright, Profesor Consulto, coordinador de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria y miembro de la Comisión Técnica del SPG.
El sistema releva indicadores sobre prácticas agroecológicas, realiza visitas técnicas con equipos de estudiantes de distintas carreras y organiza capacitaciones para fortalecer la producción sin agroquímicos. “Los productores valoran mucho el sello del SPG, porque saben que detrás hay respaldo técnico, acompañamiento continuo y un trabajo colectivo serio”, agrega Fusaro.
Uno de los últimos avances del SPG es la incorporación de análisis de residuos de plaguicidas, realizados en el laboratorio de la Cátedra de Bioquímica de la FAUBA, como un valor agregado a la garantía. “Esto surgió como una demanda del Consejo Directivo, a partir de ello se incorporó a la Comisión Técnica a Andrés Peton, integrante del laboratorio de servicios de la cátedra de Bioquímica. Como primer paso, concurrimos a un laboratorio en Mar del Plata, donde el municipio exige que toda la producción de verdura se analice. Tomamos esa experiencia y la adaptamos a nuestro contexto”, explica Wright.
Los resultados se ponen a disposición del consumidor. “Lo central sigue siendo la red. Pero el análisis fortalece la confianza y también nos permite detectar situaciones complejas, como contaminaciones externas por deriva que no dependen del productor”, agrega.
Además, el proyecto planea incorporar una nueva figura técnica de acompañamiento territorial, para canalizar demandas productivas comunes y reforzar la articulación entre el trabajo de campo y los equipos técnicos-académicos.
“Nosotros veníamos observando que había una demanda por parte de los productores de poder canalizar problemáticas comunes y una necesidad de abordarlas con la técnica productiva”, cuenta.
“Creo que lo más valioso que logramos construir es la red. Una red diversa, amplia y activa, donde cada actor aporta y se lleva algo. El productor se fortalece, el consumidor gana confianza y alimentos sanos, el estudiante se forma en territorio y la Facultad se enriquece con la experiencia concreta. Esa es la verdadera garantía”, resume Wright.
Actualmente el proyecto enfrenta un contexto difícil con relación a la sostenibilidad económica. Si bien el proyecto se sostiene principalmente con aportes de la Secretaría de Extensión a partir de fondos provenientes de la Feria del Productor al Consumidor, se requieren fondos externos, por ejemplo, para los análisis de laboratorio. “La situación que atravesamos de desfinanciamiento nos obliga a buscar nuevas estrategias para sostener el trabajo. Pero seguimos, porque esto también tiene una fuerte convicción política y social”, dice Fusaro.
En este largo tiempo de trabajo activo, el SPG se ha convertido en una red de formación y transformación. Los estudiantes hacen prácticas reales en el campo, los docentes articulan extensión, docencia e investigación, y los productores mejoran su producción con respaldo institucional.
Mientras tanto, los productos agroecológicos del SPG siguen llegando a la feria cada fin de semana con su logo identificatorio y su sello de garantía. Sin duda, detrás de cada fruta, verdura y hortaliza hay una historia de esfuerzo colectivo, de ciencia aplicada y compromiso con la salud, la soberanía alimentaria y el ambiente.
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