Eterno Juan José Valla
La Facultad homenajeó al gran Profesor y Maestro de la botánica Juan José Valla, a un año de su partida física. La familia donó su bicicleta emblemática que fue restaurada y colocada en el Jardín Botánico ‘Lucien Hauman’ de FAUBA.
“Yo no soy un gran señor
pero en mi cielo de tierra
cuido el tesoro mejor,
mucho, mucho, mucho amor”
La Canción del Jardinero
María Elena Walsh
El 16 de diciembre fue un día especial para la Facultad de Agronomía. Al cumplirse un año de la desaparición física del Profesor Juan José Valla, familiares, docentes, nodocentes y estudiantes homenajearon al “jardinero” de la FAUBA, al maestro de las plantas, al emprendedor de las flores, a una de las personas más extraordinarias y solidarias que ha tenido nuestra institución.
“Fue el Profesor que nos hizo enamorar de la botánica, de la ciencia amable de las plantas, como la solía llamar. En sus clases Valla encendía el fuego de la pasión por la botánica. Y en el Jardín no solo hizo maravillas y diseñó herramientas sino que, además, organizó visitas guiadas y atendió a cualquier estudiante o a cualquier vecino/a que quería consultarle algo de las plantas. Todo/as los que pasamos por sus aulas lo consideramos uno de los mejores profesores que tuvimos. Justamente, por su conocimiento, por su experiencia, por su habilidad docente, por esa capacidad de transmitir y encender el fuego”, expresó Marcela Gally, decana de FAUBA.
Juan José Valla fue reconocido como Gran Maestro de la Universidad de Buenos Aires y, sin duda, ha sido un artífice de la identidad de nuestra Facultad de Agronomía. Ha escrito diferentes libros de los cuales “Botánica. Morfología de las plantas superiores”, se transformó en una bibliografía de consulta básica para los programas de Botánica de las carreras de Agronomía del país. “En el año 2012, por Consejo Directivo, fue nombrado Profesor Honorario de la Universidad”, agregó la decana.
En el homenaje también estuvo presente Diego Medan, profesor de la Cátedra de Botánica General, quien próximamente publicará una biografía académica de Valla, en la Revista Agronomía y Ambiente de la Facultad. “Yo mismo tuve que deconstruir mi propia imagen de Valla y complementarla con partes que no conocía. Además de lo que decían los archivos, fabriqué un Valla nuevo con historias previas a su paso por la Facultad. Me hizo distinguir algo importante en toda su trayectoria, que es la valentía con la que enfrentó momentos críticos de su carrera. Lorenzo Parodi vio en él un talento que realmente tenía”, dijo Medan.
Además, fue un día muy especial porque el Jardín Botánico ‘Lucien Hauman’ recibió la donación de la bicicleta del Profesor Valla, que fue restaurada para ser exhibida en el predio. Una bicicleta con historia. Una bicicleta que “viene a cumplir una de sus anhelaciones de cuando entró a esta Facultad: ‘nunca me voy a ir de acá’ dijo y acá está Juan y acá va a estar siempre presente”, expresó Marcela Gally.
“Esta sencilla bicicleta fue el medio de transporte que lo trajo a su lugar de trabajo por muchísimos años. Las nuevas generaciones que recorran el Jardín sabrán que el ‘Valla del libro’ venía a trabajar en esta bici y estaba siempre dispuesto a sorprendernos con anécdotas, curiosidades botánicas, comentarios de astronomía, de música, de poesía, de política o simplemente mostrarnos una nueva planta, una flor, o convidarnos a probar algún fruto. Por siempre en nuestra memoria y en nuestro corazón, querido Juan tu bicicleta estará bien custodiada por nosotros y cobijada por el ceibo que plantó tu admirado maestro Lorenzo Parodi”, enfatizó Adriana Bartoli, directora del Jardín Botánico.
El recuerdo de sus “flores”, Iris y Hebe
Juan José Valla encendía la pasión por la botánica e inspiraba a estudiantes y aficionados/as. Sus multitudinarias clases siempre terminaban con historias, chistes, risas y aplausos. Era enérgico, enfadado, bastante protestón e irónico; pero sobre todo, era una persona de gran corazón, dedicado íntegramente a sus dos pasiones: las plantas y sus alumnos/as. Así lo recordaron sus hijas, Iris y Hebe.
“Esta bici que tiene más años que yo, es una bici experimentada. Creo acordarme desde que tengo 15 años que intentamos que la cambiara pero no, tenía que ser esa que se pinchaba justo cuando llovía, que no frenaba, que se desinflaba justo cuando iba apurado; y él siempre preocupado porque se la iban a robar. Una curiosidad que seguro nadie conoce es que tiene dos agujeros, él los hizo con un taladro, los usaba para poner el asiento de mi triciclo que era multipropósito y así me llevaba a la guardería”, contó Iris Valla y recordó el Jardín Botánico en verano, cuando ‘chapoteaban’ en el estanque y jugaban con las plantas de hojas que se cerraban.
“Él tenía debilidad por los nenes chiquitos. Esperaba ansioso la visita de los/as chicos/as de las escuelas. Les contaba sus anécdotas, hacia trucos con los dedos y movía las orejas. También se enojaba cuando le robaban las flores o cuando alguien otra vez cosechaba el Cáñamo. Papá vivió gran parte de su vida en este lugar al que llegaba siempre en esta bicicleta. Cuiden el jardín y rieguen las plantas, por favor”, expresó Iris.
Hebe Valla relató que Juan era un lírico, un soñador, que amaba la música clásica y la literatura. “Era un curioso y un inventor, construía barriletes, lijaba madera, hacia sorrentinos caseros. Para cada cosa creaba un dispositivo que, según su criterio, lo hacía más eficiente. Disfrutaba de sus múltiples grabaciones musicales en cassette, que coleccionaba, diferente a su equipo de música (tenía un equipo de música muy lindo que se encargó de construir), dirigía la orquesta, era como un clásico de él. También se musicalizaba, era como su auto estéreo, silbando sinfonías cuando iba en la bici”, dijo.
También compartió que Valla tenía un sentido muy agudo del olfato, que le permitía sentir el olor de las flores. Y que le regalaba orquídeas para su cumpleaños y le brillaban los ojos cada vez que veía a sus nietos/as. “Me da mucho orgullo saber que deja una huella en muchas personas. Él está presente en nosotros, sembró la semilla de la curiosidad en muchos de los que tuvimos la suerte de tenerlo cerca. A mi papá no le gustaban los homenajes, pero estoy segura de que este tipo de encuentro en el lugar que tanto amó, y lo simbólico de la bici, lo haría feliz. No lo reconocería, pero estaría muy contento”, aseguró Hebe.
Invitamos a revisitar las entrevistas realizadas a Juan José Valla, un transmisor de sabiduría, compañerismo y solidaridad.