La Cátedra de Fruticultura fue premiada en el Congreso Argentino de Horticultura
Una vez más se llevó a cabo el Congreso Argentino de Horticultura y el equipo de la Cátedra de Fruticultura de la FAUBA –dirigido por el Dr. Ing. Agr. Gabriel Sozzi- logró el premio al “Mejor Póster” por el trabajo titulado "Aumento de la longevidad de las flores de ciruelo japonés 'Roysum' en condiciones meteorológicas adversas por aplicación de 1-MCP en el Alto Valle de Río Negro".
La investigación fue diseñada y realizada en la FAUBA y en el Alto Valle de Río Negro, por Gabriel O. Sozzi, Gloria S. Salato, J. Ignacio Gallo, M. Soledad Gutiérrez y Micaela Tosi, docentes-investigadores o becarios de la Cátedra de Fruticultura de la FAUBA, y por M. Dolores Raffo, investigadora del INTA que actualmente desarrolla su posgrado en la EPG bajo la dirección de Sozzi. El trabajo, titulado "Aumento de la longevidad de las flores de ciruelo japonés 'Roysum' en condiciones meteorológicas adversas por aplicación de 1-MCP en el Alto Valle de Río Negro", fue presentado en el XXXI Congreso Argentino de Horticultura –llevado a cabo en Mar del Plata del 30 de septiembre al 3 de octubre de este año- y obtuvo el premio al "Mejor Póster en el Área Temática Fruticultura 2008", otorgado por un prestigioso jurado integrado por el Ing. Agr. Ph.D. Enrique Sánchez (INTA Alto Valle), el Ing. Agr. Ph.D. Eduardo Cittadini (INTA Chubut), y la Profesora Titular de la Universidad de Rosario, Ing. Agr. María Inés Moyano. Como todos los años, del Congreso participaron universidades de todo el país así como de naciones vecinas, aportando un total de más de 130 presentaciones en la disciplina Fruticultura.
“Fue una alegría enorme, primero, por el trabajo realizado por nuestros jóvenes, muy planificado, y desarrollado con muy buena voluntad y mucho tesón”, asume el Dr. Gabriel Sozzi con una sonrisa, mientras le cede la palabra a una de las integrantes del equipo, Gloria Salato, quien agrega: “Me sorprendió que de la cantidad de pósters expuestos prestaran atención al nuestro; nunca lo hubiera pensado”. Sin embargo, así fue, y sus rostros demuestran con humildad la satisfacción de haberlo logrado. Fue un año de gran esfuerzo, concentrado en dos semanas intensivas de experimentación en el Alto Valle, una región frutícola ubicada en el sector norte de la Patagonia, a 1200 kilómetros de Buenos Aires.
Por el contenido y la prolijidad de la presentación –lo que facilita la lectura-, la calidad y claridad de los gráficos, las explicaciones precisas, las fotografías ejemplificadoras y los colores adecuados, éste resultó el póster elegido. Fue necesaria una dedicación a tiempo completo para volcar y sintetizar los datos obtenidos en el campo. ¿Pero de qué se trató la investigación y cuáles fueron sus resultados? El equipo se propuso estudiar los efectos de la aplicación del 1-metilciclopropeno (1-MCP) a campo sobre la duración de las flores, y el momento óptimo de aplicación en el ciruelo japonés llamado 'Roysum'. El objetivo fue aplicar este producto, no para alargar la vida de los frutos durante la poscosecha –fin para el que se lo suele utilizar-, sino para aumentar la longevidad de las flores y mejorar la producción. Como el 1-MCP es un inhibidor de la acción del etileno –el cual interviene en la senescencia y la caída de las flores-, los investigadores creyeron que podía ser útil su utilización a fin de extender la floración del ciruelo japonés, cuyas variedades cultivadas requieren en su mayoría de polinización cruzada.
De esta manera, se realizaron tres aplicaciones en los distintos momentos de la floración. Además, se evaluó en qué medida el 1-MCP tenía efecto en la duración de flores de diferentes edades, aplicando el producto desde el estado de botón floral, dos días antes de su apertura, hasta el estado de flor abierta de un día de edad. Cabe destacar, que uno de los desafíos era superar los intensos vientos que se suelen presentar en la zona del Alto Valle, los cuales, de no mediar ninguna intervención humana, provocan dos consecuencias: “Que las abejas no salgan de las colmenas –siendo que de ellas depende la polinización-, y que se caigan prematuramente las flores”, explica el director de la investigación. Los resultados, en este sentido, fueron exitosos: se logró la extensión de la vida de las flores hasta producida la disminución de la velocidad de los vientos y la salida de las abejas para polinizarlas. Así, la aplicación de 1-MCP extendió entre tres y seis días la vida útil de las flores, sin registrarse diferencias en flores de distintas edades. Más aún, por inhibir procesos dependientes del etileno, el 1-MCP retrasó notablemente la senescencia y la abscisión –el desprendimiento normal de un órgano, ya sea hoja, flor o fruto- de las flores en condiciones meteorológicas adversas (vientos de hasta 40 Km. h-1 acompañados de lluvias).
Del ensayo, puede obtenerse una conclusión científica -que el 1-MCP es efectivo para aumentar la longevidad de las flores de ciruelo japonés al aplicarse en flores/botones florales con diferencias de edad de hasta 3 días- y otra de tipo social: “Creo que este es un ejemplo de lo que se puede lograr si nos mueve la buena disposición, las buenas ideas, el espíritu de colaboración con los profesionales en Fruticultura de las áreas centrales -en este caso, Dolores Raffo-, y con las empresas -el financiamiento fue proporcionado por Rohm & Haas, con el apoyo de Walter Pereira, Manager de AgroFresh Inc South Cone-. Es nuestra convicción que la Cátedra de Fruticultura de la FAUBA puede enfrentar este desafío: inaugurar una nueva etapa de valoración y aprovechamiento del potencial científico y tecnológico para colaborar con otros grupos en beneficio de los futuros profesionales, de los productores y de la Nación a la que pertenecemos”.