“A partir de nuestra investigación se dio un aumento exponencial de la producción de soja”

Vie, 27/03/2009 - 13:22
Por FAUBA

Es el precursor del estudio de la soja en la Argentina, labor que en los años 60 sembró el camino hacia una mayor productividad de ese cultivo en nuestro país. Por su desempeño en la Facultad de Agronomía desde el año 1944, es profesor emérito y es, en el país, uno de los primeros investigadores en el área de la Agroclimatología.

Con 88 años recién cumplidos, más de sesenta de profesión y medio siglo de dedicación exclusiva en la cátedra de Climatología y Fenología Agrícolas de la Facultad de Agronomía, el Ing. Agr. Antonio Juan Pascale ya es todo un referente en esta Institución de la Universidad de Buenos Aires. Fue el primero, junto al Ing. Agr. Carlos Remussi, en estudiar la soja en la Argentina a través de la metodología de siembras continuadas en diferentes ambientes, investigación a partir de la cual en la década del 60 se logró, respecto de esta oleaginosa, su incremento productivo en el país. Más adelante, continuó el trabajo de la mano de su compañero de ruta por más de cuarenta años, el Ing. Agr. Edmundo A. Damario, con quien completó la zonificación mesoagroclimática del cultivo en la Argentina.

Hoy, el profesor emérito, con similar entusiasmo al de aquellos años, a pesar de haberse jubilado, continúa trabajando en sus investigaciones así como también está a cargo de la dirección de la Editorial de la Facultad de Agronomía (EFA). Incluso, el libro Bioclimatología Agrícola y Agroclimatología publicado en 2004 –al que él define como un “Tratado para el conocimiento inicial de la meteorología agrícola”- es donde Pascale, junto a Damario, plasmó claramente todas sus contribuciones realizadas en el campo de la Agrometeorología.

- ¿Por qué le surgió el interés en realizar estudios sobre el cultivo de la soja?

- Desde comienzos del siglo pasado se había intentado imponer el cultivo en el país pero sin éxito. Creo yo porque no se hacían los estudios científicos ordenadamente, por eso con el Ing. Remussi, en la década del 60, elaboramos un plan de investigación con soja que fue aprobado y subsidiado durante dos trienios por CAFPTA (Comisión Administradora del Fondo Para la Promoción de la Tecnología Agropecuaria). A raíz de la lectura de la tesis del bioclimatólogo francés H. Geslin, quien utilizó un método de siembras continuadas para investigar a campo las exigencias bioclimáticas de los cultivos, se implementó esa metodología, en forma geográfica, con gran cantidad de cultivares. Remussi sabía de cultivos industriales y yo de exigencias bioclimáticas; fuimos así los primeros en estudiar la soja en el país. Lamentablemente en el segundo período de investigación él falleció y continué yo durante un año más. Luego, los resultados de los tipos mundiales agroclimáticos para el cultivo de la soja –sobre la base de los estudios realizados en la Facultad de Agronomía y tomando datos del exterior- en 1969 los presenté en un Congreso de Biometeorología realizado en Montreux, Suiza; y simultáneamente en nuestra Revista de la Facultad de Agronomía y Veterinaria. Después, en el año 1975, los puse a disposición del INTA.

- ¿Notó un cambio respecto de la implementación de la soja en la Argentina luego de haber dado a conocer los resultados de su investigación?

- En ese momento, con aproximadamente el 70 por ciento, EEUU era el mayor productor de soja en el mundo y China el segundo con alrededor del 20 por ciento. Había muy poca producción a nivel mundial; incipientemente en Sudamérica tomó la posta Brasil y en la Argentina, para el año 1958, había tres centros de iniciación con nada más que dos mil hectáreas en todo el país: un núcleo en Misiones, uno en Rosario y otro en Tucumán. Se empezó a conocer el cultivo a través de las siembras continuadas que realizábamos durante la investigación, las que  hacíamos en unos cuarenta puntos del país y fue lo que me llevó a concluir con la exposición en Montreux de los tipos agroclimáticos de la soja en el mundo. Nosotros marcamos cuáles eran las áreas óptimas, buenas, regulares y malas para producir soja, y sobre esa base ya no fue necesario trabajar con el método de la prueba y el error. Y se dio un aumento exponencial de la producción en función del área sembrada.

- Teniendo en cuenta la polémica que se ha instalado en el país, en el último año, frente a la soja y los mitos y verdades que se han construido alrededor de este oleaginoso, ¿Podría decirme cuáles cree que son los beneficios y los perjuicios de producir soja para la tierra?

Evidentemente, la soja no es un yuyo en términos botánicos. Fue uno de los “Wu-Ku”, es decir, uno de los cinco granos sagrados juntos con el arroz, el trigo, la cebada y el mijo, cultivos considerados esenciales para la existencia de la civilización china. Actualmente, es el producto que le da la mayor cantidad de divisas a la Argentina. Pero, la soja tiene sus defectos… el gran valor que tiene la venta al exterior de soja hace que opaque a otros cultivos y los desplace: no hay tanto poroto en Salta, no hay tanto algodón en el Chaco, hay menos ganadería en la Región Pampeana, hay menos bosques naturales, todo eso porque la soja fue habilitando la posibilidad de hacer su cultivo en esas áreas con una rentabilidad mucho mayor. La biotecnología con la soja transgénica, la siembra directa, la selección de cultivares adaptados por sus ciclos vegetativos, toda tecnología realmente muy bien desarrollada, fundamentalmente por el INTA y por los semilleros privados, hizo que de tener el 0,05 por ciento de la producción mundial en el año 67 pasemos al 20 por ciento actual. Ahora, quiero dejar sentado que no es un cultivo que esquilme los campos; si se hace solo soja sobre soja ininterrumpidamente, los suelos están en peligro porque es un cultivo que no deja rastrojo. Por lo tanto, hay que hacer la rotación adecuada con trigo, maíz, barbecho, según la secuencia regional adecuada y eso los técnicos del INTA lo manejan perfectamente bien. Los productores están muy bien asesorados y cumplen con ello. El campo está muy tecnificado y la maquinaria agrícola es pionera.

Un escritorio que archiva carpetas, seguramente con valiosa información científica, se asoma por detrás del Ing. Pascale quien no para de contar anécdotas interesantes ligadas a sus inicios como profesor, a sus incursiones en el Servicio Meteorológico Nacional o a su amada Facultad de Agronomía. Con dos hijos, siete nietos, cuatro biznietos y una profesión de la cual no piensa desprenderse tan fácilmente, confiesa orgulloso: “así que estoy bastante logrado”.

Cabe destacar que, por ser pionero en el estudio de este cultivo que hoy está bajo la mirada de toda una sociedad, presidió la Cuarta Conferencia Mundial de Investigación en Soja (“World Soybean Research Conference IV”) que se realizó en la Argentina en el año 1993, a la que asistieron alrededor de mil científicos y empresarios de distintas naciones.  “El mundo quiso saber por qué en la Argentina la soja había tenido un crecimiento tan acelerado del cultivo”, concluye quien por esta labor se hizo acreedor -junto al ingeniero Remussi- del Premio Bolsa de Cereales, es Miembro de Número en la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria, y hasta cuenta con un aula en la Facultad de Agronomía que lleva su nombre.

Sobre el autor

Facultad de Agronomía - Universidad de Buenos Aires