Un acercamiento al desarrollo rural israelí
La Lic. Julieta Caminetsky realizó un intercambio profesional en Israel, uno de los países asiáticos identificado como la potencia en tecnología y desarrollo agrícola. Participó de un curso interdisciplinario donde el eje se centró en la revitalización rural.
El Estado de Israel es un país pequeño con escasa dotación de factores naturales. Bajo su lema de “hacer florecer el desierto”, es identificado como una potencia en tecnología y desarrollo agrícola. Así, la Lic. Julieta Caminetsky, economista agraria, docente e investigadora de la Cátedra de Administración Rural de la Facultad de Agronomía de la UBA y consultora del Ministerio de Agroindustria de la Nación, viajó al país de oriente para descubrir distintas herramientas que lleven a la revitalización rural, para luego aplicarlas al desarrollo de zonas rurales en la Argentina.
- ¿Por qué viajaste?
-Por inquietud. Porque estoy convencida que tanto los viajes de placer como los intercambios profesionales son una vía extraordinaria de aprendizaje, de apertura mental y de generación de redes. Conocer otras culturas, gente de distintos países y con distinta formación es un curso acelerado de agricultura global y también de relaciones internacionales y tolerancia. Te permite reflexionar acerca de tu propio país y ponerlo en contexto. Al coincidir en el curso con profesionales de otros países “en vías de desarrollo”, te das cuenta de que los problemas son compartidos, que es clave buscar las soluciones mirando hacia afuera, no enfrascarse.
- ¿De qué hablamos cuando hablamos de revitalización rural?
-Hay algo muy importante que aprendí mientras cursaba la licenciatura acá, y se hizo evidente allá en el curso, acerca de que “lo rural trasciende lo agropecuario”. Revitalización rural (para los israelíes el desierto mismo) es para poblar y cultivar el desierto. Para eso han logrado un nivel de intensificación muy importante, esto significa, niveles de capital y tecnología altísimos por metro cuadrado, debido a la escasez de superficie (es más pequeño que la provincia de Tucumán).
- ¿Y para Latinoamérica?
-Para nosotros, desarrollo rural es el bienestar de la población rural en base a sus recursos naturales, y como dice Pérez Correa, mantiene un fuerte nexo con lo urbano al proveer alimentos para el resto de la población, cultura y servicios ecosistémicos. ¡Pensemos en el oxígeno! En síntesis, en el desarrollo rural se entrelazan tres conceptos igualmente valiosos: los sujetos, las cadenas de valor, y el territorio. Desarrollo es más que crecimiento económico, es bienestar, es salud. Por eso nada de lo que hacemos desde la política pública debería estar alejado del desarrollo rural como meta.
- ¿Cuál es el papel de la agricultura en la revitalización rural?
-La agricultura extensiva, intensiva y la ganadería para el ser humano son las actividades de base, pero no son las únicas. Un ejemplo interesante es el turismo rural, que puede estar vinculado a una actividad como la vitivinicultura (enoturismo), o bien simplemente proveer un espacio recreativo sobre paisajes verdes, lejos de las ciudades. Por eso decimos que “lo rural trasciende lo agropecuario”, lo extractivo-productivista. La forestación nos provee un recurso vital como el oxígeno a todos los habitantes, asique la actividad en medios rurales no sólo beneficia a la población rural, y por eso hay que repensar la sustentabilidad de todo el sistema de oferta y demanda de energía. Israel obviamente está muy adelantado en generación de biomasa y energías alternativas.
- ¿Qué tienen en común Argentina e Israel?
-Hay mucho para hablar de la relación entre Argentina e Israel. Hay mucho en común tal vez porque Argentina es uno de los países que recibió mayor cantidad de inmigrantes judíos hace casi cien años. En la cultura judía está muy arraigado el espíritu emprendedor.
Israel es potencia en cantidad de start ups y gran parte de ellas están vinculadas a la tecnología agrícola. Rescato de ambos países la capacidad empresaria, el potencial innovativo y la determinación. Después Argentina tiene algunas materias pendientes en relación a la inclusión de la población vulnerable, en especial de zonas rurales, y a la definición de su estrategia y sus metas. Israel tiene otros temas a resolver, especialmente en lo que hace a la conflictividad político-territorial…
-Pero tuvo claro que tenía que autoabastecerse de agua potable…
- Y lo hizo: desaliniza y reutiliza las aguas residuales. Tanto la tierra como el sistema de agua son públicos. Ojo, también tienen los mismos problemas que todos los países: cierre de tambos, baja competitividad, problemas de distribución de riqueza al interior de las cadenas (en detrimento del productor), importación neta de alimentos, dependencia externa…
-Considerando que Israel es un país joven, de escasos recursos: ¿Cuáles son las principales problemáticas que impiden el desarrollo de las áreas rurales?
-Israel es tan pequeño y su población está concentrada en dos o tres ciudades, al igual que la Argentina. El resto es desierto, un clima hostil y un conflicto armado no menor. Ellos tienen el desafío de poblar y cultivar en el desierto, ahora que ya casi tienen resuelto el tema del abastecimiento de agua. Están lidiando constantemente con sostener el territorio.
- ¿Y en nuestro país?
-Argentina tiene un territorio extenso, árido y semiárido, pero también una de las regiones más fértiles del mundo. Sin embargo, tenemos una población rural de 200 mil agricultores familiares altamente vulnerable fuera de la región pampeana, especialmente mujeres y pueblos originarios del NOA y NEA, una heterogeneidad estructural regional y productiva muy marcada. Una diversificación económica que encuentra sus limitaciones. Economías regionales con baja competitividad por diversos factores, duros y blandos. Entre los primeros, una infraestructura de comunicaciones y conectividad precaria, bajo nivel de industrialización, entre los segundos, baja escala, problemas de articulación y comercialización en las cadenas de valor agroalimentarias, por mencionar solo algunos. Nos cuesta apoyarnos en las ventajas comparativas, naturales, y desarrollar ventajas competitivas. Sostenemos las desventajas perpetuando las desigualdades y la pobreza.
- ¿Qué nociones aprendidas en la FAUBA aplicaste en Israel?
-Muchas. Quise instalar la discusión del cambio estructural, de la división de los sectores en primario (extracción), secundario (transformación) y terciario (servicios), conceptos que acá ya trascendieron, se habla de “agroindustria” porque separarlo sería negar la contribución superpuesta de los sectores en la economía, y el crecimiento de la contribución del sector servicios por sobre el agro e incluso por sobre la industria. Ellos lo entienden por separado y se deprimen al pensar que la contribución del agro está en decadencia. Y acá en la facultad se trabaja desde una visión de complejos agroindustriales, cadenas, agronegocios. El paradigma de los tres sectores quedó atrás.
Quiero agradecer a la Facultad por el apoyo recibido para viajar y vivir una experiencia tan enriquecedora, y destacar los esfuerzos que realizan para generar los intercambios, especialmente desde el área de Relaciones Internacionales; y obviamente a la universidad pública que es el espacio donde recibí una formación íntegra que -a mi parecer- me permite desarrollarme profesionalmente en cualquier ámbito con amplio reconocimiento.