Biotica, productos para una agricultura sustentable
Biotica Life Sciences es una empresa incubada en la FAUBA que desarrolla productos biológicos para la nutrición y protección de los cultivos. Fue creada por el graduado en Ingeniería Agronómica de la Facultad, Carlos Roberto Fernández y actualmente busca alcanzar el mercado con un fertilizante orgánico.
La incubadora de emprendimientos tecnológicos y sociales de la Facultad de Agronomía (IncUBAgro) facilita las herramientas e información para estudiantes, graduados y docentes universitarios, que busquen desarrollar proyectos innovadores y ofrezcan soluciones a problemas agropecuarios; socio-ambientales y productivos. Como el emprendimiento Biotica Life Sciencies, una empresa incubada en FAUBA, creada por Carlos Roberto Fernández, ingeniero agrónomo graduado en nuestra facultad.
“Si bien trabajo en el ámbito privado, de una u otra forma siempre continué relacionado con la facultad. Como egresado de FAUBA sabía que había una incubadora de empresas, pero no sabía bien qué hacía. Cuando terminé mi etapa laboral de relación de dependencia y empecé a armar BIOTICA, se lo comenté a Carina Álvarez (docente con quien seguía en contacto) y me introdujo con Mónica Frances para conocer IncUBAgro en profundidad”, expresa Fernández.
Después de una etapa en relación de dependencia en la producción comercial y desarrollo de productos, Carlos Roberto Fernández emprendió formalmente Biotica Life Sciences y desde ese momento- dice- es “reincidente”. Su empresa desarrolla productos para una agricultura sustentable.
“El foco es la investigación, desarrollo e innovación en productos biológicos, que permitan el reemplazo total o parcial de los productos de síntesis tanto en lo referido a la nutrición como a la protección de los cultivos; proyectando a futuro un aporte de soluciones para la alimentación y la salud”, relata.
Actualmente, evalúa llevar al mercado un fertilizante biológico como alternativa concreta para producir de manera económica y ambientalmente sostenible. Para lograr el producto a escala comercial está transitando los ensayos a campo requeridos por los organismos. Pese al contexto de pandemia por Covid 19, los ensayos se pudieron implantar y seguir su curso “gracias a la capacidad y voluntad de los ensayistas de las distintas estaciones experimentales del INTA y los privados con los que trabajamos. Hoy estamos cosechando y recolectando datos promisorios que validan los productos y nos entusiasman en seguir apostando por este proyecto”, afirma.
“Estamos trabajando- profundiza Fernández- en dos líneas puntuales: una dirigida a no-leguminosas y otra para leguminosas. El primer producto (NITRO.BIOMA) está conformado por dos bacterias diazotrofas (fijan nitrógeno del aire) y endófitas (lo hacen dentro de la planta), con el objetivo de reemplazar total o parcialmente el uso de fertilizantes nitrogenados industriales. Utilizado en complemento con la estrategia de fertilización tradicional, genera aumentos sustanciales de productividad”, explica.
El segundo proyecto, señala Carlos, es un inoculante multiespecie que busca sumar rinde en leguminosas en complemento con la tecnología actual. Este proyecto se lleva en conjunto con un investigador de FAUBA, José Alfredo Curá.
“IncUBAgro me conectó con gente que está en la misma coyuntura y desde la incubadora hay experiencia y paciencia para acompañar a los emprendedores. Su aporte está en diversas áreas, desde acercar y facilitar las opciones de financiación hasta permitirme hacer equipo con una maestrando, donde el proyecto es el plan de negocios profesional de la compañía. Pero también en la posibilidad de cooperar con investigadores de FAUBA con el fin de llevar a cabo el desarrollo conjunto de nuevas soluciones y productos”, asegura.
¿Por qué es importante que este producto comience a comercializarse? Según indica Fernández, cualquier aumento de productividad debe ser considerado significativo si se logra sin costo ambiental.
“El ecosistema no se banca más sostener una producción de alimentos con el costo ambiental que actualmente tiene. Porque si la dicotomía que se plantea es producir alimentos para los 10.000 millones de personas para 2050, pero el precio es vivir en un mundo peligrosamente contaminado, está claro que hay que cambiar la forma de hacer las cosas. Por eso creo que los bioinsumos tienen que tomar un lugar de mayor relevancia en la forma de producir. Y hoy ‘el consumidor’ es consciente de la problemática y demanda alimentos y otros productos, de huella ‘sustentable’”, dice el emprendedor.
Para cerrar, el graduado de la Facultad menciona que, habiendo avanzado con los aspectos regulatorios para tener el lanzamiento comercial del producto, los próximos proyectos buscarán avanzar en el desarrollo de un biofungicida y un bioinsecticida, “y una apuesta fuerte a la producción bacteriana de oligosacáridos y biopolímeros”.
Además, agrega un mensaje para graduadas/os universitarios: “Si tienen una idea, interés o proyecto que creen que pueda ser viable, en incUBAgro pueden encontrar un equipo que los puede ayudar a allanar el camino, guiarlos y acompañarlos en el intento de llevar una idea a la góndola”.