¿Para qué preparan las escuelas medias agropecuarias?

Jue, 03/11/2005 - 13:48
Por FAUBA

La licenciada Cristina Plencovich (1), asesora pedagógica de la FAUBA, reflexiona sobre el impacto de la internacionalización de los sistemas productivos en la formación técnica y la inserción laboral de los egresados.

"En el marco de los proyectos UBACyT, un estudio de la facultad revela que el proceso de desterritorialización ocurrido en el sector agrícola de la Pampa Húmeda tiene un fuerte impacto en la inserción socioproductiva local de las escuelas agrotécnicas. El fenómeno afecta especialmente a las ubicadas en el Norte de la Provincia de Buenos Aires, dado que se trata del más importante núcleo de producción sojera del país.

"A fin de estudiar la interacción entre los sistemas productivos locales y las escuelas agropecuarias de la región, realizamos desde la facultad una investigación in situ a partir de 2004, en cinco establecimientos de gestión pública y privada", explica la licenciada Cristina Plencovich, directora del proyecto.

En su informe, los investigadores señalan que las nuevas modalidades de producción absorben escasa mano de obra, entre otras razones, porque tienen acceso al uso intensivo de insumos y maquinaria de alta tecnología.

Consultada por el SIAV sobre los indicios de desterritorialización detectados por los investigadores en la Región Pampeana, la asesora pedagógica explicó: "se ha modificado el eje de una economía apoyada en el mediano y pequeño productor que trabajaba su campo, bajo una forma de agricultura familiar, con capital y maquinarias propias. Hoy el centro desde el que se ejerce el control y en el que se originan las decisiones se encuentra distante, a veces en las grandes ciudades, a veces en el exterior, fuera de los territorios en los que se dan las transformaciones. Queda desvinculado de los lugares donde se desenvuelven las instituciones locales, entre ellas las escuelas agropecuarias".

Debido a su heterogeneidad y a los cambios contextuales, las instituciones adoptaron distintas estrategias para adaptarse a los cambios y cumplir sus misiones. "Algunas generaron espacios innovadores de enlace con su entorno inmediato a través de convenios con organismos municipales, regionales, ONG, e -incluso- con organizaciones internacionales, tal es el caso de la Escuela Agropecuaria de Arrecifes o la de Tandil", detalla Plencovich.

La magnitud y complejidad de la tarea de investigación llevó a restringir el análisis a cinco escuelas, con distintas trayectorias y gestión, en diferentes localizaciones dentro de la provincia de Buenos Aires. Para estudiar la dinámica de la inserción socio-productiva de estos establecimientos, los responsables del proyecto realizaron relevamientos sobre aspectos tales como estructura de gestión, metodologías pedagógicas, infraestructura y superficie, caracterización cuali-cuantitativa de la población estudiantil y docente, así como la interacción de las escuelas con las comunidades locales y sus sistemas productivos predominantes.

Avatares y estrategias

Las escuelas agrotécnicas han tenido, tradicionalmente, dos misiones: una general, educativa, de formar integralmente a sus alumnos y otra específica, de prepararlos para el mundo del trabajo, en este caso para el sistema de base agropecuaria. Para entender los modos actuales de inserción socioproductiva de las escuelas, los investigadores indagaron en la relación que estas entidades mantienen con otros actores sociales, directa o indirectamente vinculados con su objeto epistemológico (es decir, con la formación de las competencias del técnico medio agropecuario), a fin de mantener su oferta académica viva y actualizada.

"Observamos que las estrategias curriculares de las escuelas siguen dos líneas. Desde un punto de vista formal, continúan una modalidad curricular tradicional que les da su razón de ser. Esto las lleva a abordar procesos de enseñanza y de aprendizaje que vinculan a sus alumnos con un mercado de trabajo local o regional escaso o inexistente. Asimismo, ante el proceso de desterritorialización señalado, las nuevas poblaciones que atienden -urbana o periurbana- y el valor que les otorga la población de las ciudades como ¨escuelas de contención¨, resignifican su misión. Así aparece con mucha fuerza la intención de formar emprendedores y capacitar en competencias generales", relata la investigadora.

La inserción socioproductiva de las escuelas además se encuentra restringida por el desfinanciamiento del sistema educativo. Esto ha significado que muchas de ellas, a través de la creatividad y autonomía de sus directivos y docentes, hayan salido a "vender" sus posibilidades de emprendimiento para poder dar respuestas más comprometidas con el medio.

"En cuanto a su relación con los otros actores locales (políticos, gremiales, asociación de productores, ONG, etc.), parecería que aún no han encontrado un lugar en el escenario social más allá del estricto papel educativo. Esto se debe más a la representación social que tienen estos actores sociales acerca de lo que debe hacer una escuela, que a lo que potencialmente pueden hacer (y a veces hacen). También es cierto que muchas escuelas tienen un potencial de producción -instalaciones, recurso tierra, personal técnicamente capacitado, etc.- que no siempre se traduce en una gestión adecuada a las necesidades del desarrollo local", observa la especialista.

A modo de ejemplo, Plencovich menciona el caso de un municipio del norte de la provincia de Buenos Aires de unos 30.000 habitantes, donde las estrategias de los actores municipales consisten en establecer alianzas con municipios cercanos para conformar redes y gestionar proyectos comunes. Pero estos proyectos tienden a generar empleo en el medio local, previa capacitación realizada a través de servicios contratados en la metrópolis. Además, no se trata de emprendimientos estrictamente relacionados con el agro, sino con industrias textiles, indicando esto una mayor preocupación municipal por el empleo urbano.

El impacto de la globalización

A partir de la internacionalización de los sistemas productivos, a la par de la ampliación de la unidad productiva y el aumento de la tenencia de tierra bajo variadas formas de acceso (pools de siembra, contratismo, arrendamiento, etc.), se generó una sinergia que elevó la productividad y competitividad de la región, pero creó un fuerte impacto en su trama social.

"Creemos que la globalización genera transformaciones de las estructuras productivas que modifican la demanda potencial, tanto cuantitativa como cualitativa, de los técnicos medios agropecuarios y de sus competencias laborales. Además, la heterogeneidad en las formas de vinculación de las escuelas agropecuarias con el sistema productivo incide en el rol diferencial que adquieren en el desarrollo local", afirma la entrevistada.

Actualmente el complejo de cereales y oleaginosas de la Pampa Húmeda presenta una gran flexibilidad para la incorporación de nuevas tecnologías y adopta una organización empresarial de trabajo en forma de red. Los empresarios del sector articulan a una serie de actores que proveen la tierra, el capital, la maquinaria, los insumos agroquímicos, la genética y los servicios de post-cosecha. En general, arriendan la tierra para llevar adelante su producción, es decir no poseen tierra propia; o si la tienen, es una proporción baja respecto del total de la superficie que trabajan.

Dentro de la producción agropecuaria argentina -con un total de más de 19 millones de hectáreas destinadas a cereales y oleaginosas (CNA 2002)- la Pampa Húmeda representa un 90 %. El cultivo principal en los últimos años ha sido la soja. Un estudio reciente muestra el funcionamiento del complejo de oleaginosas, en el que una media docena de empresas concentra el manejo del canal exportador de las cosechas en la Argentina (Gutman y Lavarello, 2003). La actividad que secunda a la agrícola en importancia es la ganadera. Ambas se caracterizan por la producción extensiva de productos con escaso valor agregado.

"En este contexto, se registran nuevos niveles de institucionalidad en el complejo, debido a la aparición de organizaciones que reúnen a sus sectores más dinámicos, con buena inserción internacional a través de transacciones y sistemas de cobertura que optimizan las actividades de comercialización y de nuevos actores económicos, tales como compañías aseguradoras, grandes proveedores, fondos de inversión, etc.

"Las escuelas agropecuarias han recibido el impacto de esta situación y muchas han implementado estrategias que generaron innovaciones discretas. Buscan formas autónomas para mejorar su acción educativa y la inserción socio-productiva, ya que sus egresados encuentran un mercado de trabajo general y local/regional con escasa absorción de técnicos medios.

"Por todo esto, nos resulta relevante analizar los indicios de desterritorialización regional a través de la ´ventana´ concreta de una institución local, ligada a la agricultura familiar, como es la escuela agropecuaria media", concluye la entrevistada.

(1) Directora del Proyecto UBACyT "Dimensiones productivas, socio-políticas y educativas de la inserción de Escuelas Agrotécnicas de la Región Pampeana

Perfiles heterogéneos

Existen en la Argentina 342 servicios educativos agropecuarios medios diseminados. En la provincia de Buenos Aires hay 108 servicios, 83 gestionados por actores públicos y 25 por privados. Se caracterizan por una gran diversidad, ya que el sector público cuenta con 50 escuelas de educación agropecuaria (EEA), 20 centros educativos para la producción total (CEPT) y 13 centros de educación agrícola (CEA) no formales. La matrícula total de las escuelas agropecuarias bonaerenses es de 17.491 alumnos de ambos sexos, con 12.436 en la gestión pública y 5.055 a la gestión privada. Se observa una tasa de incremento anual de la matrícula, que procede mayoritariamente del medio urbano (alrededor del 47 %), un 25 % del medio rural y 28 % del medio suburbano. Es distinto el origen de la matrícula de los CEPT, en los que los alumnos en gran parte provienen del medio rural (80 %). En cuanto a las modalidades curriculares de las EAA y de los CEPT, 72 % apuntan a Producción de Bienes y Servicios, 17 % a Ciencias Naturales y 1 % a Economía y Gestión de las Organizaciones. En el ámbito privado, existen escuelas de educación agropecuaria, centros de formación rural (CFR) y escuelas de la familia agrícola (EFA). Estas últimas se adhieren a la Pedagogía de la Alternancia y son gestionadas por una asociación de familias de alumnos. Casi la totalidad de los servicios se reúne en la Federación de Institutos Agrotécnicos Privados de la República Argentina (FE.D.I.A.P.).

Sobre el autor

Facultad de Agronomía - Universidad de Buenos Aires