La FAUBA, un estímulo educativo en las cárceles
Docentes y estudiantes de distintas cátedras de la Facultad de Agronomía trabajan en unidades penitenciarias de Campana y San Martín, dictando talleres en vinculación con la inserción social y laboral.
Desde el año 2012, y como parte de un proyecto de extensión, la Facultad de Agronomía de la UBA funciona como estímulo universitario en la unidades penitenciarias 41, 47 y 48 de Campana y San Martín, provincia de Buenos Aires. Actualmente, docentes y estudiantes de la FAUBA dictan talleres de jardinería, huerta, pintura de macetas y justicia restaurativa, a más de 250 personas privadas de su libertad.
“Comenzamos a vincularnos pensando en llevarles una herramienta, como la jardinería, para su futura salida laboral. Con el tiempo fuimos más y abrimos otros espacios formativos: taller de expresión creativa, taller de producción de plantas ornamentales y de pintura de macetas. Los cursos que dictamos funcionan como un estímulo educativo: cuando cumplen su condena el juez les exige haber realizado algo de educación y nosotros como universidad lo validamos. Tomamos examen y consideramos asistencia”, contó María Marta Bunge, responsable del proyecto y docente de la cátedra de Jardinería.
Dentro de las cárceles la FAUBA tiene su espacio propio: todas las semanas docentes de las cátedras de Sanidad, Paisaje, Floricultura y Jardinería y alumnos de varias carreras de la UBA dictan talleres, trabajan en el invernáculo, y enseñan a hacer huertas y a incubar huevos, con el apoyo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Las personas privadas de su libertad ya encontraron emprendimientos para desarrollar dentro y fuera de la cárcel. “Empezaron a utilizar herramientas de jardinería, como cortar el pasto por ejemplo, y también a criar gallinas para producir huevos. Con la ayuda de la Asociación Nuevo Concepto Penal armaron la primera incubadora, que se replicó en otras unidades penales”, dijo Bunge.
Asimismo, señaló la importancia de que la facultad como institución pública lleve adelante este tipo de proyectos: “Hay que garantizar el derecho a la educación y en la cárcel hay gente que no llega ni siquiera a pensarse en una universidad, no está dentro de sus parámetros posibles. Necesariamente tenemos que vincular las cárceles con la sociedad”.
Además del esfuerzo y la dedicación emanada por docentes y alumnos, el proyecto de talleres se nutrió gracias a las donaciones de instituciones públicas y privadas, y a los convenios firmados con distintas asociaciones.
“Nos donarán parte de las maderas y bibliotecas que se armaron en la Feria del Libro y en la Feria del Automóvil. Y firmamos un convenio con Asociación de Amigos Plaza Boedo para producir una flor nativa y regalarla durante la primavera. También, estamos tratando un convenio con el Ministerio de Trabajo para realizar nuevos cursos”, comentó.
El proyecto de extensión para dictar talleres en contexto de encierro busca cambiar la comunicación, mejorar los vínculos, conocerse para no temerse, relacionarse desde el amor, ser protagonistas y contrarrestar la deshumanización que produce la cárcel para que, cuando salgan en libertad, ellos también sean constructores de una sociedad para todos. Desde la FAUBA les brindan el lenguaje propicio, los apuntes para el estudio y las prácticas necesarias, para que dentro de la cárcel aprendan otro modo de comunicación y de inserción social y laboral.
“Me parece que la mayoría de las personas que están presas tienen un desamor importantísimo desde chicos que a veces no tienen que ver con que no los quieran sino en que no saben cómo expresarlo. Y me parece que lo afectivo, el ocuparse de alguien, puede cambiar la historia; creo que ese amor sí funciona. Muchas veces me han dicho Hablo con vos cosas que nunca hablé con mi mamá. No sé si podremos cambiarles la vida pero podemos ayudarlos a que tengan sus emprendimientos productivos, que salgan de la cárcel con una inserción y un negocio propio. Y me parece que somos parte de esa construcción, donde hay un contexto, una historia, donde nada es casual y todo tiene una razón de ser”, finalizó Bunge.