¿El fin del oro negro?
Actualmente el mundo vive un periodo de crisis energética, y se estima que en pocos años alcanzará el pico de producción petrolera. Mientras los especialistas buscan nuevos recursos que lo sustituyan, la demanda no deja de aumentar.
La abundancia y el consumo excesivo de la energía llenan de interrogantes a profesionales, quienes alertan sobre el fin del oro negro y buscan fuentes energéticas alternativas que lo sustituyan, que no sólo reemplacen a la industria petrolera sino también que se transformen en recursos más “amigables” con el ambiente. Mientras tanto, la crisis energética que enfrenta la humanidad ya generó, en el último siglo, un aumento de 0,3ºC a 0,6ºC de la temperatura global del planeta.
“La Argentina es la tercera reserva mundial de petróleo. Si bien puede haber descubrimientos y cambios tecnológicos que le prolonguen la vida, se estima que en 2020 vamos a llegar al pico de producción petrolera”, expresó Juan José Verdesio Bentancurt, ingeniero agrónomo, doctor en Economía Aplicada a la Energía y actual profesor de la Universidad de Brasilia, quien dictó un taller sobre "Tecnologías de energías renovables en el medio rural" en la Facultad de Agronomía de la UBA.
Según Bentancurt, vivimos un lapso de 50 años de abundancia energética, donde las necesidades se duplicaron. “Nunca la humanidad tuvo tanta energía disponible, barata y fácil de transportar. Pero esto se acabará o se transformará en un recurso muy costoso”.
El gas natural es el recurso que más está aumentando su uso y, para el especialista, es el único que tendrá una explosión de crecimiento y una larga vida. “Se puede empezar a implementar también la instalación del gas de roca, que no se explotó hasta ahora. El costo actual es de 200 dólares por barril. El inconveniente mayor es que para sacarlo hay que usar mucha agua e inyectarla con productos químicos”.
El 80% de los recursos energéticos que se usan en el mundo siguen siendo fósiles, el 34% petróleo y el 20% gas. Pero renovables hay en el mundo sólo el 13%. “Si comparamos, América del Sur consume 6 veces menos por habitante que Estados Unidos, y China 20 veces menos. Estados Unidos podría economizar mucho más y tener el mismo nivel de desarrollo”.
Pero, ¿cuál es la solución ante esta dependencia que tiene la sociedad de las energías no renovables? Comenzar a explotar nuevas fuentes renovables, agotables o inagotables, como la geotérmica (fuerza interna de la tierra), el carbón vegetal, la hidráulica (ríos y olas), solar, eólica (el viento), oceánica u orgánica (biomasa). “El calor que tenemos en la tierra, la Argentina lo podría aprovechar con instalaciones de energía geotérmica. Por ejemplo, tiene condiciones de aprovecharlo en la cordillera”
Implementar paulatinamente estas alternativas, además de prolongar la vida del petróleo, ayudaría a disminuir la contaminación ambiental, contribuir al desarrollo sustentable y evitar que la tierra continúe aumentando la temperatura. “En Brasil el 40% de la matriz energética es renovable. El sistema eléctrico es en su mayor parte hidroeléctrico”.
Según Bentancurt, un gran sustituyente del petróleo será la energía nuclear, en el caso de que encuentre caminos más sustentables. Y, asegura que los biocombustibles no lo van a sustituir. “No es una solución total, sino parcial, pensando en un lapso de cien años, porque para incrementar su producción significativamente deberían dedicar una gran cantidad de tierras fértiles a su cultivo. Además, el petróleo es el recurso que está detrás de su desarrollo, porque el proceso de siembra, tratamiento, fertilización, riego, cosecha, transporte y distribución requiere de energía que en la actualidad se obtiene del oro negro”.
A la energía hidráulica sólo la tendrán aquellos países que posean mayores recursos como China, por ejemplo, porque se pierde el 66% en forma de calor en su transporte. Como la solar, que la energía que proporcionan es difícil de transportar y de almacenar y su cantidad varía en función de agentes externos, y cuenta con rendimientos no muy elevados.
“Pero hay otras alternativas, como el carbón vegetal, que se habla poco y se usa mucho en la metalurgia, y es la más importante en Brasil. También, aprovechar la energía de las maderas; el pasto elefante o las algas, que pueden producir biogás y son muy ricas en aceites para hacer biodiesel, es una tecnología muy interesante”.
“Todavía está todo muy subestimado, no se sabe qué va a pasar pero hay que empezar a aplicar políticas más profundas en economía de energía”.