Homenaje al gran Maestro Antonio Hall en sus 80 años

Familiares, profesores, autoridades y discípulos celebraron el cumpleaños del Maestro Antonio y lo agasajaron por su gran trayectoria académica nacional e internacional y, sobre todo, por su calidad humana, su ética y humildad.     

“Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos
y fuegos de todos los colores”
Eduardo Galeano

El 22 de marzo la Facultad de Agronomía festejó el cumpleaños Nº80 del gran Maestro y Profesor Emérito Antonio Hall. Sus discípulos Cecilia Rousseaux, Deborah Rondanini, Alicia Hirchhorn, Susana Perelman, Gustavo Maddonni, Adriana Kantolic y Mónica López Pereira, organizaron en la Escuela para Graduados “Alberto Soriano” (EPG) de FAUBA el festejo que reunió a familiares y amigos, autoridades y profesores de distintas universidades del país y el extranjero.

“Tengo el orgullo como decana de esta Facultad y, a muy poco de terminar la gestión, de estar acá celebrando su cumpleaños, reconociendo el gran prestigio científico que le dio y le sigue dando a la Facultad. Acá estamos, sus familiares, sus discípulos, sus amigos, los que nos toca ser autoridades actualmente; celebrando este momento tan alegre y dándole las gracias. Gran Maestro, profesor electo por su trayectoria internacionalmente conocida y que nos ha puesto tan alto, junto a otros colegas suyos, muchas gracias”, expresó la decana de FAUBA, Marcela Gally durante la celebración.

Antonio Hall dedicó gran parte de su vida a la investigación y a la academia, siendo un referente de la Fisiología Vegetal. Fue destacado como Profesor Emérito y Maestro de la Universidad de Buenos Aires. Además, contribuyó a la puesta en marcha de tres instituciones, importantes para la docencia y la educación argentina: el Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura (IFEVA), la Escuela para Graduados “Alberto Soriano” de la FAUBA y  la Universidad de San Andrés.

“Mi carrera empezó hace 60 años acá en esta Facultad. Para mí esto es un enorme honor, muy gratificante y el mayor placer es reconocer todo el trabajo que ustedes colegas me ayudaron a hacer, a superar desafíos, a veces bastante importantes. Muchísimas gracias, y solamente me queda honrar la memoria de mi querida señora que me ha apoyado durante toda mi carrera, los más de 50 años que estuvimos juntos”, se emocionó Antonio.

Sin duda, Hall elevó el estándar de calidad en cada posición en la que estuvo, desde la docencia en la cátedra de Fisiología Vegetal, en la dirección del IFEVA, en la dirección de la EPG y en el primer Consejo de Administración de la Universidad de San Andrés. Además, se destacó en la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR) propiciando el diálogo entre todos los actores de la cadena de producción de este cultivo. Sigue colaborando con múltiples grupos de trabajo (Universidades, INTA e industrias) en el país y el exterior, y es editor de importantes revistas internacionales.

Es decir, fomentó a lo largo de toda su carrera y hasta el día de hoy la interacción con el sector privado a través de diferentes acciones: siendo miembro del Consejo Directivo de ASAGIR, participando en forma activa en la organización de proyectos de investigación cofinanciados por esta Asociación y el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, dictando talleres para investigadores del sector privado y público, organizando congresos nacionales e internacionales e incentivando convenios con diferentes empresas del sector privado.

Pero no sólo se destaca por su formación profesional en el ámbito público y privado, sino además por su calidad humana: una persona íntegra, compañera, honesta y humilde.

“Como director de Escuela, para mí es un gran honor estar festejando tu cumpleaños. Me enseñaste un montón, me mostraste un Antonio que era mucho más flexible de que lo que la gente cree, mucho más amplio de criterio en contemplar la diversidad. Te respeto un montón, te quiero un montón, qué lindo haberte conocido. Vos sabes que por suerte también te llevé a la Comisión Académica para seguir teniéndote. Brindo por estos 80 jóvenes años”, enfatizó Gustavo Maddonni, director de la EPG y discípulo de Antonio.

Asimismo, se pronunció su compañero del colegio secundario y de la Universidad de San Andrés, Guillermo Murchison: “El venir aquí y escuchar todas las cosas tan lindas, me hace pensar que tenemos algo en común, que más allá de lo que ha aportado en la vida académica, es una persona muy especial. Hace unos años, recuerdo que ‘Anthony’ me acompañó al campo y lo perdí en el girasol; se pasaba horas en el girasol. Consecuencia de eso, mucho más tarde, fue el premio Bunge y Born, uno de los varios que recibió”, expresó.

Y Francisco von Wuthenau, primer rector de la Universidad de San Andrés, añadió: “Me parece fantástico que esta institución compile un cumpleaños con un homenaje. Me enseñaste muchísimas cosas de las cuales quiero destacar: la honestidad intelectual, la generosidad y tu inquietud. Comparto mucho que ‘a ti te gusta formar instituciones’, y ese es un bien escaso en este país y es fantástico que hayas dedicado tanto esfuerzo a la construcción de instituciones”.

“Quien se acerca se enciende”

“Algunos fuegos, fuegos bobos,
no alumbran ni queman; pero otros arden de vida
con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca se enciende”
Eduardo Galeano

Antonio Hall brilla con luz propia y enciende el fuego en cada una de las personas que se cruzan por su camino. Deja huellas y así lo demuestran sus discípulos.

Deborah Rondanini fue becaria doctoral de Antonio entre 2000 y 2006, “una experiencia transformadora, en lo académico y lo personal, de profundo aprendizaje, evolución y empoderamiento. Antonio me guió en el ejercicio del método científico y el pensamiento lógico, amplió mi capacidad de observación y análisis, y me ayudó a confiar en mi capacidad como investigadora independiente”, afirma.

Antonio le dejó la inquietud por entender cómo funciona desde un aparato de medición hasta los sistemas cultivados; el rigor y le ética en la forma de ser y trabajar, el combate a la pereza intelectual, el dogma y el conformismo. “Desde lo humano, valoro su ética y rectitud, y su humildad para ser uno más del equipo”, dice.

“En vez de propiciar el crecimiento de un grupo intramuros, Antonio nos exhortó a dispersarnos como ‘semillas’ y generar nuestros propios grupos de trabajo. Esa visión de libertad y confianza en las propias capacidades, son pilares que ahora sus discípulos también trasladamos a la formación de nuevas generaciones”, suma.

Para Cecilia Rousseaux Antonio es como su padre en la carrera profesional. “Me enseñó muchas cosas, no sólo relativas a la fisiología vegetal, sino la pasión por la ciencia, el respeto a mis colegas, dedicación al trabajo, ejercicio de superación a uno mismo. Antonio siempre valoró mi trabajo. Me impulsó a volar generando mi propia línea de trabajo, pero al mismo tiempo apoyándome cuando me instalé en La Rioja. Humanamente también fue muy importante en mi formación pues me transmitió valores con su propio ejemplo y me enseñó a respetar las decisiones de los otros, aunque para uno sean equivocadas”, destaca.

Alicia Hirschhorn es su discípula en la organización de la EPG- FAUBA. Su vínculo con Antonio Hall nació en 1990 cuando fue designada directora administrativa de la Escuela para Graduados. “Siento un gran respeto y admiración por todo lo que vi de su quehacer, y he aprendido mucho siendo la ejecutiva de sus iniciativas en la Escuela. Su dirección férrea me formó en mis funciones y tareas, en lo profesional. En lo humano, recuerdo momentos de discusiones fuertes y me quedó grabada una escena en que yo me quejé: ‘pero eso no es justo’ y su respuesta fue: ‘¿quién te dijo que la vida es justa?’”, relata.

Según cuenta Mónica López Pereira, Antonio le dejó como enseñanza “ la pasión por resolver los enigmas/problemas que se presentan en la producción agropecuaria y la superación personal y profesional permanente”.

“Antonio ha fomentado en mí la importancia de ser una investigadora con ideas propias, ser responsable de mis errores y valorar mis logros. En todo este proceso siempre sentí a Antonio como alguien que 'me cuidó las espaldas', siempre estuvo presente cuando fue necesario y al momento de los logros, Antonio siempre se ubicó en un segundo lugar, en estas circunstancias pude percibir su genuina alegría y satisfacción por el trabajo realizado. Desde el punto de vista humano, valoro su capacidad de transmitir valores con hechos y en 'silencio'”, enfatiza.

Martin Oesterheld conoce a Antonio desde hace más de 40 años, cuando ingresó a la entonces cátedra de Fisiología Vegetal y Fitogeografía. “Antonio me ayuda a ponerme estándares de exigencia muy altos. Con su ejemplo de rigurosidad en prácticamente todo lo que hace, de alguna manera contagia y demuestra cómo uno debe aspirar a esos estándares”, dice.

Y cierra: “Mucho de lo que compartí con Antonio fueron espacios de gestión de organizaciones. Y lo que especialmente valoro de él en ese entorno es la búsqueda de fines externos, lejos del beneficio personal. En espacios de gestión a veces jugamos el doble rol de buscar el bien de una organización, pero también obtener alguna ventaja propia o para nuestro entorno chico. Antonio es un gran ejemplo de alguien que no tiene esa segunda agenda”.

Antonio Hall ejercitó un indispensable ‘rol multiplicador’ al formar profesionales capaces de desempeñarse en diversos ámbitos (estatales y privados) y en diversos temas. Contribuyó a la formación de nuevas generaciones de científicos y guió a sus discípulos en su labor como directores. Sin duda, quien se acercó a él, se encendió.

 

 

Sobre el autor

Esp. Lic. en Comunicación Social