“La repercusión de mi designación como Decana evidenció lo inusual que es que las mujeres lleguen a esta jerarquía”
En el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, entrevista a Marcela Gally, primera decana mujer en los 116 años de la Facultad de Agronomía de la UBA. Una mujer empoderada que alcanzó a ser la máxima autoridad en una facultad históricamente patriarcal.
Este lunes se conmemora el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, un día más de lucha por la igualdad, la inclusión y el reconocimiento de nuestros derechos. Desde el año 2018, y por primera vez en la historia de la Facultad de Agronomía de la UBA, una mujer ocupa el cargo de máxima autoridad. Este 8 de marzo elegimos entrevistar a Marcela Gally, Ingeniera Agrónoma, investigadora y doctora de la UBA. Una mujer empoderada que luchó y alcanzó el mandato en una Facultad tradicionalmente patriarcal. Su experiencia abre un camino, hasta el momento impensado para las mujeres de la FAUBA.
En la nota, Marcela Gally realiza un recorrido por su profesión; habla del equipo de gestión compuesto mayoritariamente por mujeres; explica cómo ha avanzado la Facultad en relación con el género y las violencias sexistas que se originan en el ámbito laboral; y a su vez reflexiona sobre el 2020, un año tan difícil de atravesar, que supo sacar adelante.
-¿Qué representa para vos ser la primera decana mujer de la Facultad de Agronomía de la UBA?
-Ser la máxima autoridad de una facultad como la FAUBA honra a la persona que ejerza ese cargo, sea del género que sea. Implica una gran responsabilidad hacia la comunidad de la facultad para cumplir con dedicación y esfuerzo el rol de administrarla eficientemente y lograr objetivos superadores, que no solo mantengan los niveles de calidad educativa que siempre nos han caracterizado, sino que los supere.
Ser la primera Decana mujer genera además la satisfacción de pensar que se ha abierto un camino, impensado hasta el momento para las mujeres en la FAUBA. Los cargos jerárquicos tradicionalmente fueron ocupados por hombres, no solo en nuestra Facultad. Actualmente, solamente en 3 de las 13 facultades que integran la UBA las decanas somos mujeres.
-En tu profesión ¿te sentiste limitada por 'ser mujer'?
-La profesión de ingeniero agrónomo históricamente fue más elegida por los hombres, y, aún hoy solamente alrededor de un 30% del estudiantado de Agronomía son mujeres. En la época en que estudié, ese sesgo era mucho más acentuado. Sin embargo, personalmente no he sentido que el ser mujer haya afectado mi desarrollo profesional. Es probable que cuando mis hijos eran chicos me haya costado más, ya que me esforzaba por compatibilizar no solo lo que sentía como mis obligaciones sino mis necesidades como madre, con mi trabajo. Pero debo reconocer que nunca he sentido como docente investigadora estar en condiciones inferiores a los hombres.
Es probable que haya influido en ello el hecho de que a lo largo de mi desarrollo profesional estuve rodeada de mujeres. Entré como ayudante alumna en la Cátedra de Fitopatología, que estaba a cargo de la primera mujer profesora titular de la FAUBA y una de las primeras ingenieras agrónomas: Clotilde Jauch. Mi tesis de grado la dirigió Leonor Calot, en ese entonces profesora adjunta de la cátedra, quien luego fuera además una gran amiga, honro su memoria con estas palabras. Mi tesis de doctorado la dirigieron Dora Barreto (INTA) y Silvia López (FCEN). Resumiendo, no me he sentido limitada por ser mujer, ver el ejemplo a mi alrededor de las mujeres que colaboraron en mi formación, y el ejemplo en mi propio núcleo familiar, con una madre profesional a la par de mi padre, me hicieron ver como algo natural que la mujer esté a la altura de los hombres en el ámbito académico. Sin embargo, la repercusión de mi designación como Decana, ha puesto en evidencia y me ha hecho reflexionar acerca de lo inusual que es que las mujeres lleguen a esta jerarquía.
-El equipo de gestión también está compuesto por varias mujeres, ¿lo ves como un avance en materia de acceso a más derechos, que antes en una Facultad como Agronomía no ocurría?
-Sin duda. Cuando le propuse a Adriana Kantolic acompañarme como Vicedecana fue porque valoro su inteligencia, sensibilidad, capacidad de trabajo, y su respeto a la diversidad de pensamiento de los integrantes de nuestra comunidad, lo cual compartimos plenamente, así como la voluntad férrea de hacer lo mejor por nuestra querida Facultad. De la misma manera puedo hablar de los demás integrantes de mi equipo, sólido, coherente, cada una y cada uno descollando en su área de trabajo, “poniendo el alma”. A todos ellos les propuse acompañarme por sus cualidades y su indudable vocación de dedicación y servicio a la comunidad, sin reparar en el género. No obstante, el hecho de que le haya propuesto ocupar la Secretaría Académica a Adriana Rodríguez suscitó en su momento algún comentario aislado referido a que no tendría apoyo una propuesta en la que los tres cargos más importantes los ocuparan mujeres.
Mi respuesta fue simple: ¡Tantas veces los ocuparon tres hombres!
-¿Cómo ha avanzado la FAUBA en relación al género y las violencias sexistas que se generan en el ámbito laboral?
-La FAUBA ha ido avanzando, acompañando los avances de la UBA que ha hecho punta en relación a las cuestiones de género. Diversas reglamentaciones del Consejo Superior de los últimos años, tales como la incorporación del requisito de la paridad de género en las listas de candidatos a consejeros directivos y superiores, la creación del protocolo contra la violencia de género, la obligatoriedad del curso de género, las declaraciones en repudio a la discriminación y los femicidios. Son avances sumamente importantes, claro que deben ir acompañados por un cambio de actitud no solo de parte de los hombres sino también de las mujeres. Tal como ocurre en la sociedad. Según la UNESCO los roles de género son creados por la sociedad y se aprenden de una generación a otra. El camino es lento y difícil. La “Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer” de las Naciones Unidas data de 1979, sin embargo, no se ha progresado mucho en ese sentido en más de 40 años. Promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer es uno de los Objetivos del Milenio (ONU, 2000), ya que según la UNESCO la participación total y equitativa de las mujeres es vital para asegurar un futuro sostenible.
-Como decana te tocó atravesar uno de los momentos más difíciles para la Universidad, la pandemia mundial por Covid-19. ¿De qué manera se trabajó para sacar a adelante a la FAUBA?
-Ni bien comenzó el aislamiento y se cerraron las facultades, la premisa fue continuar con las clases, que los estudiantes no perdieran un año de formación. Ello requirió de la organización de las clases remotas, del esfuerzo de los docentes y de los estudiantes para adaptarse a la nueva modalidad. Hubo que reglamentar día a día y adaptarse a las reglamentaciones del Consejo Superior que delegaron en decanas y decanos de las facultades muchas decisiones de coyuntura. Nuestro Consejo Directivo fue uno de los primeros en retomar el funcionamiento y ha acompañado las medidas que permitieron continuar con la actividad académica. El rol de la Secretaria Académica Adriana Rodríguez y del Centro de Educación a Distancia fue clave en este tramo y lo sigue siendo. También lo fue el asesoramiento permanente de la Secretaria de Asuntos Académicos de la UBA.
De a poco fueron habilitándose algunas actividades presenciales de investigación, y recientemente algunas de docencia, tales como las clases prácticas de algunas asignaturas. Nada hubiera sido posible sin el trabajo nodocente, administrativo, de campo, maestranza y vigilancia, en un contexto en el que el cumplimiento de los protocolos de higiene y seguridad y del aforo de los espacios fue estricto. La Secretaria de Hábitat, creada a principios de mi gestión, también ha tenido un rol clave para poder cumplir con el objetivo de cuidar a los integrantes de nuestra comunidad.
En un contexto tan difícil aumentaron la cantidad de estudiantes, los acuerdos de prácticas preprofesionales, los convenios tanto con el sector público como privado, se crearon carreras de posgrado, se continuó activamente con las obras comenzadas y se iniciaron nuevas, y muchas otras valiosas iniciativas tomaron impulso. Recomiendo la lectura de "La FAUBA, plenamente activa durante la pandemia" y de "La FAUBA se renueva: obras realizadas en 2020".
-Pese a la pandemia, se establecieron lazos con diferentes municipios y ministerios para trabajo conjunto, ¿por qué es importante generar este tipo de relaciones?
-La FAUBA tiene mucho para aportar en el diseño de políticas públicas, la capacitación y la transferencia de tecnología. Las áreas de conocimiento que nos competen, fundamentalmente la producción de alimentos y el cuidado del ambiente, son de vital importancia para el país. El hecho de establecer lazos con municipios y ministerios nos permite colaborar y devolver a la sociedad parte de lo que se invierte en la educación pública.
-Se podría decir, entonces, que el 2020 cerró con un balance positivo…
-Sí, en lo que respecta a la Facultad y ello no es mérito únicamente de los integrantes del equipo de gestión. Docentes, nodocentes y estudiantes se han adaptado a la nueva realidad y la Facultad ha permanecido activa cumpliendo con su rol fundamental que es la formación de los profesionales, pero además continuaron y se fueron reactivando las tareas de investigación y la vinculación con el medio, a través de la extensión y la transferencia de tecnología. El Consejo Directivo de la FAUBA ha sido uno de los primeros en comenzar a sesionar y ha funcionado activamente.
-¿Y en lo personal?
-En lo personal fue un año muy duro. He visto como gente querida se enfermaba y he perdido a mis padres, ejemplo de honestidad y sabiduría, el faro a seguir en mi vida. Esa luz me sigue iluminando y siempre lo hará.
-¿Cómo está hoy la Facultad de Agronomía de la UBA?
-En plena actividad, pujante, hermosa, esperando la vuelta de todos los integrantes de la comunidad.
-¿Qué expectativas hay para este 2021?
-Las que tenemos todas y todos los argentinos. Poder vacunarnos para volver cada vez más a la “normalidad” que conocimos, o algo parecido a ella, que permita, por ejemplo, reanudar los viajes con estudiantes, y las clases y evaluaciones presenciales en la FAUBA.
-¿Habrá algunas modificaciones en el corto plazo?
-Por el momento no habrá demasiados cambios, las clases teóricas y las prácticas que puedan hacerse a distancia continuarán bajo esa modalidad. Los prácticos de asignaturas obligatorias y electivas cuyos protocolos hayan sido autorizados por el Consejo Superior y las autoridades sanitarias de CABA y Nación, podrán ser presenciales. Los docentes y nodocentes podrán trabajar presencialmente respetando los aforos establecidos para cada espacio. Eso es lo que puedo decir hoy, es imposible predecir en esta coyuntura que pasará mañana, ya que la planificación de las actividades presenciales dependerá de la evolución de la enfermedad.
-Este 2021 es año de elecciones (si la situación sanitaria lo permite), ¿te preparas para una reelección?
-Es mucho lo que se ha hecho, quien tome la posta encuentra una facultad con mayor cantidad de inscriptos tanto en grado como posgrado, con una intensa actividad de vinculación, con procedimientos administrativos modernizados e infraestructura mejorada (siempre falta, hay que seguir), y por sobre todas las cosas con un equipo de gestión que cuida a los integrantes de la comunidad. Esto de cuidar es muy característico de las mujeres. Ojalá siga una mujer.