“Una agricultura con agricultores genera trabajo digno, cuida los bienes naturales y democratiza la producción”
Luego de que el Consejo Directivo de la FAUBA visibilizó su preocupación por los despidos en el Ministerio de Agroindustria, el Ing. Agr. Carlos Carballo reforzó la importancia de sostener la Agricultura Familiar y el trabajo de los profesionales extensionistas de las universidades públicas para el desarrollo de nuestro país.
A través de la Resolución Nº 721/18, el Consejo Directivo de la Facultad de Agronomía de la UBA no sólo hizo pública su preocupación por los trabajadores desvinculados del Ministerio de Agroindustria, y la Secretaría de Agricultura Familiar en particular, sino que también reafirmó su convicción sobre la necesidad de consolidar y ampliar la institucionalidad pública orientada al desarrollo de la Agricultura Familiar del país.
La importancia de la Agricultura Familiar para el Desarrollo Rural fue convalidada por el Congreso Nacional a través de la Ley Nacional 27.118 de “Reparación Histórica de la Agricultura Familiar para la Construcción de una Nueva Ruralidad en Argentina”, que compromete a las diversas instituciones públicas vinculadas con lo rural a generar acciones para la promoción del desarrollo de los agricultores familiares y garantizar el ejercicio de sus derechos.
En una entrevista, el Coordinador de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la FAUBA, Ing. Agr. Carlos Carballo, explicó cuál es la importancia de sostener la Agricultura Familiar y el valor estratégico tanto de los profesionales de las instituciones públicas que trabajan para el sector como de los agricultores que aportan a la docencia, a la investigación y la extensión en las universidades nacionales.
- ¿De qué hablamos cuando hablamos de Agricultura Familiar en Argentina?
-Actualmente se habla de productores familiares, pequeños productores, pequeños productores familiares, campesinos, indígenas, minifundistas, medieros, chacareros, tamberos, etc. para referirnos a un sector económico y social diverso productiva y culturalmente ligado a todas las producciones y territorios del país. Destacamos la imposibilidad de analizar la estructura agraria argentina sin considerar que la “agricultura familiar” y la “empresarial” expresan realidades profundamente interrelacionadas- conflictivamente en muchos casos- a nivel de cada uno de los territorios y del conjunto del país; constituyen de hecho dos “caras” de una misma moneda. Se trata de una construcción social, por lo que cualquier definición debe ser analizada en el contexto histórico en el que fue elaborada.
-Entonces no existe una definición única…
-Claro. Lo mismo sucede con las distintas diferenciaciones y tipologías que buscan expresar las heterogeneidades existentes. La concepción más generalizada de agricultor/agricultora familiar se asimila a la de “Pequeño Productor”- “Pequeño Productor Familiar” utilizada en el ya clásico estudio del IICA-PROINDER (2006) basado en el Censo Nacional Agropecuario-CNA del 2002. Siguiendo a la misma, es quien dirige una Explotación Agropecuaria que reúne las siguientes condiciones: el productor trabaja directamente en la misma, aunque puede no residir en ella; no emplea “trabajadores no familiares” en forma permanente, aunque puede contratar mano de obra ocasionalmente; su forma jurídica no es la “sociedad anónima” o “comandita por acciones”.
Complementariamente, en 2008 el Foro Nacional de la Agricultura Familiar-FONAF define a la Agricultura Familiar como: “una forma de vida” y “una cuestión cultural” que tiene como principal objetivo la “reproducción de la familia en condiciones dignas”. La “Ley de Agricultura Familiar” (2015) asimila agricultor familiar, campesino e indígena.
- ¿Las profundas transformaciones que se dieron en las últimas décadas en el sector agrario y en el mundo rural también influyeron en la Agricultura Familiar?
-En términos generales podría decirse que –con la excepción de algunos períodos- fue discriminada negativamente, situación que hizo se mantuvieran elevados valores de pobreza y se acelerara el proceso de migración rural-urbana. Su contribución a los mercados de productos y de trabajo fue disminuyendo, lo mismo que el número de unidades productivas. Sólo entre 1988-2002 se redujo el 21 % el número de Explotaciones Agropecuarias, la mayor parte de ellas correspondientes a la Agricultura Familiar de la Región Pampeana.
- ¿Es un sector estratégico para el desarrollo rural?
-Las contribuciones no se limitan a la producción, ya que son múltiples los servicios ecosistémicos que brinda, como el cuidado del ambiente, la alimentación propia y de sus comunidades, la generación de trabajo agrario y no agrario, el desarrollo local, la preservación de la cultura, el poblamiento del territorio, el cuidado de las fronteras, etc.
En un mundo globalizado -sometido a la dinámica de algunos estados y los grandes grupos que manejan los mercados- y con las poco previsibles consecuencias del Cambio Climático Global, construir un desarrollo más justo y sustentable para nuestra patria exige pensar más allá de la actual coyuntura, por cierto muy crítica. El control de la alimentación y de la vida en los territorios es fundamental, por lo que una agricultura con agricultores genera trabajo digno, cuida los bienes naturales y democratiza la producción, facilitando así el acceso a alimentos saludables para el conjunto de la población, haciendo posible la seguridad y la soberanía alimentaria.
- ¿Por qué las instituciones públicas deben vincularse con la Agricultura Familiar?
-La complejidad e integralidad de la problemática de la Agricultura Familiar excede lo técnico productivo, aunque esa sea una dimensión muy importante. Hay que pensar en políticas diferenciales que faciliten el acceso a los bienes naturales (tierra, agua, semillas, etc.), a la tecnología y a los mercados, pero también en políticas de salud, educación, saneamiento, infraestructura, comunicación, participación, etc. que posibiliten el “buen vivir” de las familias. Nada de ello se puede lograr sin un planeamiento estratégico en que participe la sociedad y comprometa a todos los niveles y organizaciones del Estado.
- ¿Y en qué consiste el trabajo de los técnicos?
-Los técnicos deben estar en condiciones de evaluar problemáticas estructurales y coyunturales complejas y diversas, para lo que es insuficiente una formación basada en la especialización disciplinaria. Es necesario aprender a trabajar en equipos interdisciplinarios pero, sobre todo, hay que estar dispuestos a reconocer los conocimientos y cultura de los Agricultores Familiares; sin un diálogo respetuoso es imposible construir una relación que ayude a mejorar la producción y la vida de todos.
En el caso de los profesionales de las ciencias agrarias, la capacitación, la investigación, la extensión, promoción o “acompañamiento”, deben esforzarse en entender las causas que explican formas o sistemas productivos que son sólo una parte de complejos sistemas de trabajo y de vida.
- ¿Qué importancia tiene para la FAUBA la Agricultura Familiar?
-Reconocer que hay muchas formas distintas de producir, y que no todos los productores poseen las mismas condiciones, posibilidades, objetivos y demandas es clave para una institución comprometida con el desarrollo sustentable y el bien común. La interacción, el diálogo de saberes, el reconocimiento de las demandas de todos los actores sociales ampliará las miradas y por lo tanto las contribuciones. La presencia de la Feria del Productor al Consumidor, por ejemplo, hizo visible la Agricultura Familiar y algunas de sus problemáticas específicas, potenciando cambios de gran importancia institucional.