Mil motivos para festejar

La Escuela para Graduados celebró la defensa de tesis número mil como símbolo del esfuerzo de directores, profesores y personal no docente que con su trabajo hicieron posible este resultado. 

“Soriano tuvo una idea fantástica,
una fuerza motriz muy importante
una convicción, una constancia,
una habilidad para cuerpear las cosas que hizo lo
que él tenía en mente: una Escuela para Graduados”

Antonio Hall

El 17 de marzo,  la Escuela para Graduados “Alberto Soriano” de la Facultad de Agronomía de la UBA festejó la defensa de tesis número mil como reconocimiento a aquellos directores, profesores, estudiantes y no docentes que a lo largo de la historia de la EGP hicieron posible este logro gracias a su trabajo y dedicación.

“Estamos muy orgullosos de la EPG. Tenemos una escuela de postgrado muy pujante y de un nivel académico inédito, en gran parte gracias al trabajo de control de calidad que hacemos en todas las etapas. Y esa es la garantía para que después obtengamos los resultados: entregar a la sociedad personas útiles, capaces de resolver problemas. El potencial que tiene la Escuela es inmenso porque construye una masa crítica de directores con capacidad para dirigir tesis doctorales”, expresó Rodolfo Golluscio, decano de la FAUBA.

En el año 1986 el Consejo Directivo de nuestra institución le solicitó a la UBA la creación de la Escuela para Graduados “Alberto Soriano”, que fue aprobada por el  Consejo Superior el 16 de septiembre de 1987.  Ese año se aprobaron las primeras cuatro tesis, de los ingenieros Raúl Macchiavelli y Guillermo Ramos, en Biometría; de la Ing. Rosa Martha Palma, en Suelos, y del Ing. Jorge Casal, en Producción Vegetal.

Desde su creación, de la mano de quien fue su primer director, el Ing. Agr. Alberto Soriano,  la formación de posgrado se vió reflejada en la calidad de sus egresados. Pero el crecimiento cuantitativo de la EPG deja ilustrado también el compromiso que tomaron quienes lo sucedieron en la dirección: el Dr. Antonio Hall, Dr. Martín Oesterheld y el Dr. Martín Aguiar.

“En el festejo rescatamos el símbolo del crecimiento de la Escuela a lo largo de los años: los evaluadores de la egresada número mil fueron alumnos que se formaron acá. La EPG no es un apéndice, sino que está integrada a la facultad, y le devuelve docentes y profesionales de los que todos estamos orgullosos. Los hechos hablan por sí solos”, dijo la secretaria de Investigación y Posgrado de Agronomía, Adriana Kantolic.

En el transcurso de estos 28 años se defendieron 170 tesis doctorales, 480 maestrías y otras 350 especializaciones. Actualmente, y desde 2009,  el director de la EPG es el Ing. Agr. Martín Aguiar, quien contó: “En la década de los 80 empezamos con las maestrías, una apuesta muy fuerte de la facultad; luego los doctorados y más tarde las especializaciones. En este tiempo la Escuela logró un personal de apoyo muy sólido, muy responsable, y eso sin duda ha sido parte del éxito”.

Y expuso su visión a futuro: “Seguir trabajando de la misma manera que lo venimos haciendo. Una punta interesante es la de poder cooperar con otras universidades, sobre todo del interior, en donde quizás están recién empezando. Con la experiencia acumulada tenemos la posibilidad de formar profesionales, de poder seguir haciendo transferencia. Tenemos un cuerpo de gente con muchísima dedicación, que permite que esto siga funcionando”.

Antonio Hall y Rolando León resaltaron la visión de la EPG al someterse voluntariamente a una evaluación externa, mucho antes de que se creara la CONEAU.

“La primera evaluación externa formal  de la EPG (previa a la CONEAU y alentada decididamente por el decano de entonces, Ing. Agr. Fernando Vilella) fue realizada por profesores de las universidades de Lleida (España) y Paris-Dauphine (Francia), y un economista agrario australiano con experiencia en CIMMYT y el Banco Mundial.  Una segunda evaluación efectuada mientras era director de la Escuela el Ing. Martín Oesterheld y decano el  Dr. Lorenzo Bassso, fue efectuada por Marcela Mollis, Laura Noto y Gabriela Alach. El carácter precursor de la EPG en la utilización de la evaluación externa la convirtió en partícipe activa en los ejercicios de evaluación de los posgrados que se efectúan desde la CONEAU. Ésta  predisposición de la EPG a exponerse a la opinión  de externos no involucrados directamente el funcionamiento de la institución, en todo nivel ha contribuido en forma notoria a fortalecer a la Escuela”, contó Antonio Hall.

Del uno al mil

En el año 1987, apenas creada la Escuela para Graduados “Alberto Soriano”, el Dr. Jorge Casal se convertía en el primer egresado de la EPG. Hoy tiene 55 años y se acercó a la Facultad de Agronomía para brindar con Marcela Patricia Borda, la ingeniera agrónoma que defendió la tesis número mil para optar por el grado de Magister de la Universidad de Buenos Aires.

“Ser el número uno no es un mérito en sí mismo pero sí es un privilegio. Allá, a fines de la década del 80, era una época en la que la EPG se estaba formando mientras nosotros hacíamos el período de formación de posgrado. Se escuchaba que querían armar una Escuela en la que estaban Sánchez, Hall, Soriano; esa gente que tuvo la visión y la fuerza para hacerla andar”, expresó Jorge.

“Fue una sorpresa, no había interpretado que había sido la número mil.  Es un logro muy importante poder hacer un posgrado, seguir formándome. En la Escuela aprendí y crecí muchísimo. De la EPG me llevo gente con muy buena predisposición, profesionales de primera, docentes de excelencia. Aquí se combinó la buena calidad de los profesores con la sublime calidad humana”, agregó Marcela.

Sobre el autor

Esp. Lic. en Comunicación Social