“El etiquetado frontal advierte sobre los excesos de nutrientes críticos en alimentos y bebidas”

Fernando Andrés Grimaldi es graduado de la Licenciatura en Gestión de Agroalimentos de FAUBA y trabaja en el área de Asuntos Regulatorios de Alimentos en el Estudio R.A. Duran & Asociados. Allí evalúa las fórmulas alimenticias para luego determinar la incorporación de sellos octógonos en los envases.

¿Por qué es importante el etiquetado frontal? ¿Cómo determinan qué productos lo llevan? ¿Si no tiene sellos son mejores? Hace dos años se aprobó la Ley 27.642 de Promoción de la Alimentación Saludable. Según el Gobierno Nacional, entre sus principales objetivos se encuentra brindar información y orientación nutricional fácil de entender en los envases de los alimentos, para ayudar a comprar alimentos con conocimiento y a tomar decisiones alimentarias más saludables. Así, desde el mes de agosto de 2022 se empezaron ver los primeros productos con sellos en las góndolas. Pero ¿quién evalúa las fórmulas alimenticias y la información nutricional para determinar los sellos y leyendas en los paquetes?

Fernando Andrés Grimaldi tiene 34 años y egresó de la Licenciatura en Gestión de Agroalimentos de la Facultad de Agronomía de la UBA en el año 2013. Actualmente trabaja en el área de Asuntos Regulatorios de Alimentos en el Estudio R.A. Duran & Asociados y se encarga, entre otras cosas, de analizar las fórmulas que contienen los alimentos y bebidas según normativa vigente para luego establecer el etiquetado frontal.

Para Grimaldi, su paso por la carrera fue fundamental para entender y conocer cómo se elaboran los alimentos, fundamental a la hora de leer la normativa y comprender sus implicancias.

“El etiquetado frontal nace en el marco de la Promoción de la Alimentación Saludable y tiene como objetivo garantizar el derecho a la salud y a una alimentación adecuada de la población a través de la promoción de una alimentación saludable, brindando información nutricional simple y comprensible de los alimentos envasados y bebidas analcohólicas para promover la toma de decisiones asertivas y activas, y resguardar los derechos de los consumidores”, explicó el Licenciado. 

Los sellos octógonos en los envases de alimentos y bebidas advierten sobre los excesos de nutrientes como azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías. “También promueven la prevención de la malnutrición en la población y la reducción de enfermedades crónicas no transmisibles”, afirmó.

¿Cómo deciden en qué productos se incluyen sellos y leyendas? Según explicó Grimaldi, en primer lugar, se determina que el alimento o bebida analcohólica se encuentre alcanzado por la Ley. “Luego evaluamos los productos con base en su formulación y si contiene agregado de nutrientes críticos: ya sea azucares, grasas, sodio, edulcorantes y cafeína. En caso de no tener ningún agregado, el producto no queda alcanzado. Si los tuviera, el perfil nutricional debe analizarse con base en los límites máximos permitidos y determinar si cuenta con un exceso de azúcares, sodio, grasas totales, grasas saturadas u calorías”, reveló.

“En el caso de las leyendas en edulcorantes y cafeína – añadió el especialista- se evalúa de acuerdo a si hay un agregado o no: por lo que, si la formulación los incorpora, no obstante su proporción, llevan leyenda precautoria”. 

Sin embargo, aclaró que los productos sin sellos no son mejores porque las personas tienen necesidades nutricionales distintas. “No sería correcto calificar un producto como mejor o peor sin tener en cuenta el estilo de vida que uno lleva y sus necesidades nutricionales. En este sentido, no son lo mismo las necesidades de un deportista de alto rendimiento, que las de una persona sedentaria, por ende, las decisiones de compras para uno y el otro se verán influenciadas en mayor o menor medida por la presencia de sellos”, dijo.

Respecto a la cantidad y el tamaño de las leyendas frontales, el Licenciado expuso: “La cantidad de sellos nos indica qué nutrientes se encuentran en exceso, según los limites estipulados por la normativa, y el tamaño deriva de un cálculo que se realiza a partir de la superficie frontal que ocupan dichos alimentos. Cuanto más grande sea el packaging, más grande va a ser el sello. Por contrario, cuanto más chico sea el packaging, más chicos serán los sellos y cuando esta superficie es menor o igual a 10cm2, nos vamos a los micro sellos, que son los sellos que vemos, por ejemplo, en caramelos, que tienen un numero dentro, el cual indica la cantidad de sellos que contiene”.

A su vez, resaltó que antes de la implementación de los sellos, la información nutricional ya se encontraba comunicada, pero de manera diferente. “A veces nos encontramos con productos que pensamos que son similares por tener la misma cantidad de sellos y cuando volteamos el paquete notamos que uno tiene una cantidad significativamente mayor que el otro. Me gusta alentar a la gente a informarse acerca de lo que se despliega en las tablas nutricionales, los cuales van a ayudar a una mejor compresión y elección de los alimentos”, destacó.

Además de evaluar las fórmulas alimenticias, Fernando Grimaldi realiza la gestión y el seguimiento de los registros sanitarios nacionales y de importación; la evaluación de la rotulación, publicidad y declaraciones de propiedades nutricionales en productos alimenticios; y la evaluación y aprobación de artes de comercialización.

“La calidad de las materias dictadas en FAUBA, y sus contenidos, no solo en las producciones animales, sino también en las vegetales, me dieron las herramientas para comenzar mi carrera profesional: en un primer momento en una Pyme que produce Panificados, para luego pasar por una empresa Multinacional, hasta asesorar a empresas de todos los tamaños como realizo hoy en día. La Licenciatura en Gestión de Agroalimentos forja un perfil competitivo, versátil y actualizado a la hora de insertarse en lo que son las cadenas de producción de alimentos y las demandas que tienen las empresas para los jóvenes profesionales”, declaró.  

 

 

Sobre el autor

Esp. Lic. en Comunicación Social