José Paruelo, reconocido por la ciencia iberoamericana

El graduado y Profesor de la FAUBA fue distinguido con una "mención especial" por el Jurado del Premio Dr. Eduardo Charreau a la Cooperación Científico-Tecnológica Regional, otorgado por la Organización de Estados Iberoamericanos para "galardonar la producción científica y de cooperación de investigadores de la región".

El Dr. José María Paruelo, Profesor de la Facultad de Agronomía de la UBA e investigador superior del CONICET fue reconocido por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), el mayor organismo de cooperación multilateral entre países iberoamericanos de habla española y portuguesa. Recibió una "mención especial" del Premio Dr. Eduardo Charreau a la Cooperación Científico-Tecnológica Regional, el evento que distingue la producción científica y de cooperación de investigadores de la región.

El Jurado destacó "su gran contribución científica (más de 200 publicaciones de muy alto nivel) y su amplia labor en formación de investigadores”. También subrayó “su actuación decisiva en el desarrollo de estudios e investigaciones en ciencias ambientales, la creación de redes internacionales de instituciones y la puesta en marcha de colaboraciones docentes y de carácter práctico en ese contexto en varios países”.

“Recibir un premio es una satisfacción muy grande. Se mezcla gratitud hacia quienes pensaron que lo merecía y un genuino orgullo. Me resulta particularmente grato que el premio este asociado a lo Iberoamericano. A esa parte del mundo es a la que se asocian mis afectos, mi cultura, mi mirada ideológica y también mis preocupaciones y esfuerzos por cambiar algo”, expresó Paruelo.

El Premio Dr. Eduardo Charreau fue creado en 2020 y es organizado por la Asociación Argentina para el Progreso de la Ciencia (AAPC), dedicada a fomentar el avance y la difusión de la ciencia y la tecnología; la Asociación Interciencia (AI), importante federación de organizaciones científicas con presencia en todos los países de las Américas; y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), organismo internacional de carácter gubernamental para la cooperación entre los países iberoamericanos en el campo de la educación, la ciencia, la tecnología y la cultura.

“El premio es también una oportunidad de reflexión, de poner las cosas en contexto. Lo primero que siento y pienso es que los méritos no son individuales. Reivindico el carácter colectivo de la actividad científica y la construcción histórica que hay detrás. Y no lo digo en términos genéricos, mis eventuales logros son una construcción que arranca en la educación pública y que se personifica en un linaje de maestros que, directamente, forjaron mi perfil como investigador y científico”, enfatizó el investigador.

Y destacó especialmente el papel de los Profesores Alberto Soriano, Rolando León, Osvaldo Sala y Bill Lauenroth con quienes empezó a “meter mano en esto de hacer Ciencia”. “En mi formación- explicó- fueron clave mis compañeros, amigos y pares; Martín Aguiar, Rodolfo Golluscio, Martín Oesterheld, Roberto Benech-Arnold. Con ellos trabajo desde hace más de 35 años. A ellos se suman todos y todas quienes tuve el privilegio de dirigir en sus tesinas y tesis. La mayor parte son hoy mis colegas, compañeros/as y amigos/as y me ayudan a seguir aprendiendo. Estas personas han sido clave en la construcción del Laboratorio de Análisis Regional y Teledetección, un grupo de límites físicos e institucionales difusos, que lleva más de 25 años de trabajo”.

Asimismo, manifestó que, en esta construcción colectiva, las instituciones han tenido un papel clave. “La primera es la Facultad de Agronomía, mi casa. La UBA es una excelente casa de estudios, con características que la hacen (casi) única y que se resumen en su carácter público, autónomo, cogobernado y gratuito. No puedo dejar de destacar el papel que ha desempeñado el CONICET y en particular mi Instituto, el IFEVA, en el desarrollo de mi carrera. La Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (la UdelaR) en Uruguay me abrió sus puertas hace ya muchos años para generar un grupo de ecología pastizales que sigue creciendo. El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) de Uruguay me ha hecho un lugar para aportar a la generación de conocimiento y tecnologías y a la gestión de la actividad científica. Y muchas otras instituciones con las que no tengo vínculo formal, pero sí afectivo han jugado y juegan un papel importante en mi carrera”, finalizó el Profesor Paruelo.

 

Sobre el autor

Esp. Lic. en Comunicación Social