Un debate necesario
En el marco de la Semana de la Soberanía Alimentaria, se reunió el Consejo Asesor de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la FAUBA, para definir objetivos comunes y articular esfuerzos por el derecho a la alimentación, al trabajo y a la vida.
“Estamos dejando de ser una sumatoria de buenas intenciones, para convertirnos en un proyecto”, aseguró Carlos Carballo, al destacar las actividades que se vienen desarrollando en el ámbito de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria (CALISA) de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), a sólo siete meses de su creación.
Carballo, quien es coordinador de la cátedra, se refirió de este modo en el marco de la Semana de la Soberanía Alimentaria, que se realizó entre el 14 y el 19 de noviembre en la FAUBA, con charlas y debates, ferias de alimentos, actividades en huertas, encuentros de estudiantes universitarios y de escuelas medias, e invitados especiales como Osvaldo Bayer.
En este contexto, el Consejo Asesor de la Cátedra debatió sobre los objetivos comunes y la necesidad de articular experiencias, compromisos y voluntades, con la apertura de Rodolfo Golluscio, decano de la FAUBA.
“La universidad debe ser la caja de resonancia donde se den los debates cruciales”, dijo Golluscio, y definió a la soberanía alimentaria como el “derecho de los pueblos a una alimentación sana, suficiente y compatible con su cultura”. “Apoyamos la creación de la Cátedra Libre, como un ámbito más de debate y de creación de conocimiento”, apuntó. [leer discurso completo]
En representación de la Subsecretaria de Agricultura Familiar del Ministerio de Agricultura de la Nación, Pablo Contardo alentó a trabajar en conjunto para “la democratización de los alimentos, el fortalecimiento de las organizaciones sociales, el agregado de valor a los alimentos y el trabajo sobre el territorio“. Además, llamó a “poner esta discusión en la agenda pública”, para lo cual propuso organizar un congreso nacional que aborde la temática.
“Si bien aún estamos muy lejos de alcanzar la soberanía alimentaria en nuestro país, estas iniciativas empiezan a mostrar alternativas al modelo productivo actual”, dijo Roberto Cittadini, coordinador del programa Prohuerta, del INTA, y agregó que es necesario formar recursos humanos desde la universidad pública, que se comprometan con el cambio de un sistema que permite que exista “hambre por un lado y un exceso de consumo, por el otro”.
Maximiliano Pérez, del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar (IPAF) del INTA, valorizó el rol de la agricultura familiar y señaló que los pequeños productores son “actores protagónicos: Son quienes producen en el campo y generan trabajo genuino en el interior del país y en la periferia de las ciudades”, dijo, y llamó a trabajar sobre la redistribución de los medios de producción.
Desde el INTI, Andrés Jorge explicó que el organismo incorporó una nueva mirada, orientada a enfrentar y resolver necesidades básicas como la alimentación. “Buscamos aportar tecnologías para productores de pequeña escala, que les permitan a las comunidades gestionar sus procesos productivos”, afirmó.
En la misma tónica, Hermán Rachid, de Asuntos Campesinos de la Secretaria de Ambiente y Recursos Naturales de la Nación, apuntó a buscar “estrategias de desarrollo sustentable para las comunidades que viven en el campo y defienden los recursos naturales porque lo viven en su sangre. “Hay mucho para decir, pero lo más importante es que lo vamos a ir haciendo”, concluyó.