Residuos: una cuestión de hábitos
En el marco del mes internacional del Ambiente, la FAUBA propone repensar la temática de los residuos y la inclusión social, a partir de la propia experiencia institucional.
La producción de residuos sólidos urbanos es una de las preocupaciones ambientales más importantes de la sociedad actual: si no se manejan correctamente representan grandes riesgos para la salud de los ciudadanos, el cuidado del ambiente y la conservación del paisaje urbano. Muchos de los residuos que se desechan se convierten en recursos materiales para diversos actores sociales que los utilizan como bien material mediante su recuperación y comercialización. La FAUBA, en el mes internacional del Ambiente, propone hacer hincapié en la temática de los residuos que se reciclan y, al mismo tiempo, en la inclusión social que genera su separación.
Actualmente, la Universidad de Buenos Aires tiene en funcionamiento el programa UBA-Verde que busca separar los residuos generados por todos los edificios pertenecientes a la universidad. El programa procura unir el conocimiento y la problemática de un sector vulnerable, y hacer extensión universitaria: poder llegar a esos sectores transmitiendo conocimientos y buscando soluciones a las problemáticas reales que presentan. Dentro de los edificios de la UBA trabajan y estudian más de 360 mil personas que generan alrededor de 160 mil kilos de residuos por semana. De esa cifra, cerca del 50 por ciento pueden reciclarse y, por ende, evitar que lleguen al relleno sanitario.
La Facultad de Agronomía es la institución pionera en la separación de los residuos: hoy en día está separando aproximadamente un 70 por ciento de los residuos que genera. En este sentido, hace más de seis años que trabaja junto a la Cooperativa “El Álamo”, que una vez por semana recolecta alrededor de cinco contenedores de residuos reciclables.
“La inclusión social tiene que ver con la idea de que la acción no se limite solamente a entregarle a un cartonero el material limpio y seco sino también el de generar un vínculo con este sector de la población vulnerable donde falta muchísimo conocimiento y que la universidad en su misión de extensión puede colaborar y devolverle a la sociedad”, expresó Alejandra Reich, coordinadora general del Programa UBA Verde, de la Secretaría de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil de la UBA.
Además, desde la Facultad de Agronomía se están generando otros canales para trabajar en relación al tratamiento de los residuos. “Hay muchos reciclables que los cartoneros no reciben porque no los venden, porque no hay industrias o porque no pesan y ocupan mucho volumen (como el tergopol por ejemplo). Entonces, para evitar que lleguen a un relleno sanitario y contaminen, todos los años hacemos una campaña de recolección de residuos electrónicos. En la FAUBA los recolectamos y los entregamos a la Fundación María de las Cárceles, que los lleva a distintas penitenciarías donde las personas privadas de su libertad los recuperan, y aprenden así un oficio. Posteriormente la Fundación dona las computadoras y demás dispositivos electrónicos reciclados a escuelas del conurbano bonaerense. De este modo, hay una interacción entre los presos que aprenden un oficio y los niños reciben esas computadoras y, por otro lado, se recupera un elemento que podría haber terminado en un relleno sanitario contaminando”, contó Reich.
Por otra parte, en las ferias “Del productor al Consumidor” que se realizan todos los meses en la Facultad de Agronomía, se establece un Punto Verde para que no sólo los estudiantes, docentes y trabajadores de la facultad puedan depositar sus residuos, sino también para que los vecinos del barrio de Agronomía acerquen sus reciclables y, a futuro, lo tomen como referencia.
“En las ferias además de instalar un Punto Verde, estamos trabajando en idear un plan para que sus actividades sean más sustentables, reduciendo la huella de carbono que genera la realización de la feria”, aseguró.
Y cerró: “En Agronomía entendemos que si hacemos un buen manejo de los residuos que se generan en la facultad podemos minimizar la cantidad de residuos que llegan a los rellenos sanitarios y bajar el volumen de basura. Si los separamos y se los damos a las cooperativas de cartoneros estamos generando inclusión social y economía social, reinsertando en el sistema productivo, como materia prima, materiales usados. Es sólo una cuestión de cambiar hábitos y de asumir la responsabilidad de que los residuos que generamos son nuestros”.