Un medio fundamental para la educación
Esta columna de Rodolfo Golluscio, decano de la Facultad de Agronomía de la UBA, se publicó en la Revista Chacra, en la edición de mayo de 2010, en ocasión del 80 aniversario de esa publicación agropecuaria.
La revista Chacra siempre representó un material de referencia para estar al tanto de las novedades del sector agropecuario. Así fue en nuestros años de estudiantes, cuando la consultábamos para ver cómo los productores aplicaban en el lote los conocimientos que nosotros adquiríamos al mismo tiempo en la universidad, y lo sigue siendo en la actualidad.
Estudié agronomía en la Universidad de Buenos Aires entre las décadas del ´70 y del ´80. Entonces, la producción de alimentos era muy diferente a la actual. Por citar algunos ejemplos, aún no existía la siembra directa, la soja no era un cultivo difundido y la aplicación de glifosato se hacía con la famosa soguita cuando el sorgo superaba la altura de la oleaginosa, porque no existían cultivares rr.
Las comunicaciones también eran muy distintas, pues tampoco existía Internet ni los celulares, que permitieron acortar tiempos y distancias. Esto hacía aún más relevante el papel de las publicaciones periodísticas, para la difusión de información.
Cuando los docentes nos enseñaban cómo hacer rotaciones con pasturas, y daban cuenta de las ventajas que significaban para la fertilidad los suelos, a veces la técnica parecía una abstracción en el aula (sobre todo para aquellos estudiantes que no habían tenido un contacto directo con el campo). Entonces, los artículos de la revista nos ayudaban a comprender esos conceptos complejos, de un modo ilustrativo, con detalles técnicos y concisos.
También era un orgullo ver cuando un profesor salía publicado en un reportaje. Muchos de ellos fueron un ejemplo para las nuevas generaciones de agrónomos, a los cuales nos movilizaba la misma vocación, la de generar cambios a partir del conocimiento, desterrar el hambre y la marginación. También significaron un gran incentivo para los años que siguieron, cuando el sector incorporó una gran cantidad de nuevas tecnologías que permitieron aumentar la producción.
Esa generación de estudiantes de agronomía (que a la vez formó parte de las matrículas más altas de la historia de la facultad, en la primera mitad de los ´80, cuando ingresaban cerca de mil alumnos por año a la carrera), participó activamente de las investigaciones y de los desarrollos tecnológicos que despuntarían en los ´90.
Algunas de las problemáticas que ocupaban a investigadores y periodistas en los ´70, aún tienen vigencia, como los beneficios de las rotaciones para la fertilidad del suelo. Hoy seguimos teniendo el desafío de crear sistemas sustentables de producción, para lo cual es fundamental respetar las tasas de renovación de los recursos naturales renovables y, al mismo tiempo, reducir la utilización de los no renovables.
Además del aspecto ecológico, no deberíamos descuidar otros dos ejes igualmente relevantes: el económico y el social. Cada vez se hace más evidente la necesidad de crear sistemas de producción que sean rentables y que generen empleo local y no expulsen a las personas del campo a la ciudad.
Desde la Facultad de Agronomía de la UBA somos conscientes de la trascendencia de la producción agropecuaria para la Argentina. Como docentes, investigadores y extensionistas, buscamos seguir generando conocimiento y trasladarlo a la producción, para lo cual los medios de comunicación cumplen, sin dudas, un rol fundamental.
Por esa razón, queremos reconocer a la revista Chacra por sus 80 años, porque consideramos que, sin dudas, nos ayuda a seguir apostando a esa vocación que nos movilizó en la época de estudiantes: la que encuentra en la agronomía una oportunidad de cambio para el crecimiento del país y de su gente.