Desastre y migración ambiental, la gran discusión de las Ciencias Sociales
La antropóloga Cynthia Pizarro explica cuáles son los puntos más importantes frente al debate sobre la gestión del riesgo de desastres y las migraciones ambientales.
Debido a la proliferación de las catástrofes naturales, la gestión de riesgos y migraciones ambientales son temáticas que se han instaurado en la agenda de las Ciencias Sociales en los últimos tiempos, para que se genere no sólo una acción política sino también un debate de base académico, tanto nacional como internacional; poder entender cuáles son las raíces de las problemáticas ambientales y plantear, así, las posibles soluciones a la sociedad.
Cynthia Pizarro es doctora en Antropología (UBA), investigadora independiente del CONICET; profesora de la cátedra de Extensión y Sociología Rurales del Departamento de Economía, Desarrollo y Planeamiento Agrícola de la Facultad de Agronomía de la UBA; y coordinadora de la Red de Investigadores Argentinos sobre Migraciones Internacionales Contemporáneas. En la siguiente entrevista, Pizarro describe los principales conceptos que se debaten en las Ciencias Sociales en relación a la temática; habla sobre el proyecto de cooperación entre el grupo de investigación de la FAUBA y tres universidades, entre ellas la de Ferrara (Italia); y expone su visión acerca del desarrollo tecnológico y su impacto en la sociedad.
-¿A qué llamamos riesgos de desastres?
-Es la gran discusión de las Ciencias Sociales que divide, por un lado, el concepto de riesgo y por el otro el de desastre ambiental. Este último refiere a cualquier evento extraordinario de la naturaleza que tenga consecuencias e impactos. Estos fenómenos pueden deberse a causas naturales o antrópicas. El concepto de gestión del riesgo incluye tres momentos: antes, durante y luego del desastre. En el momento anterior o pre-desastre, se concibe que se deberían tomar medidas precautorias debido al riesgo de que, ante la situación de desastre, una población vulnerable o ciertos aspectos frágiles del ecosistema resulten dañados. La amenaza o riesgo, es la posibilidad de que esta catástrofe suceda. La conciencia sobre esa amenaza/riesgo es más frecuente en lugares donde los fenómenos se producen de manera cíclica, como en zonas sísmicas o lugares con inundaciones frecuentes. Por el contrario, no es tan común que exista conciencia sobre el riesgo en el momento anterior a que éste se materialice en los casos en los que los fenómenos catastróficos no son previsibles ni sus impactos demasiado visibles (como por ejemplo la contaminación del agua con arsénico). El segundo momento incluido en el concepto de gestión del riesgo refiere a las medidas a tomar cuando el desastre ambiental se materializa (la catástrofe en sí) y el tercero es el momento pos-catástrofe, luego de la misma.
-¿Y cuándo se considera catástrofe?
-Se la consideran catástrofes cuando los desastres ambientales tienen un impacto con daños en la sociedad o en el ecosistema natural. No siempre que se produce una catástrofe hay migraciones, es decir, la necesidad de que la población vulnerable se tenga que deslocalizar temporal o permanente en áreas relativamente cercanas, o incluso, refugiarse en otro país.
-¿Cuál es el aporte de las Ciencias Sociales?
-Su aporte es, por un lado, producir conocimiento sobre los desastres ambientales, sobre todo teniendo en cuenta que éstos no son naturales (ocasionados por la naturaleza o con impactos solamente en ella) sino que son sociales. Esto es así porque, por una parte, la mayoría de estos desastres son causados por las formas en que se relaciona la sociedad con el ambiente y, por otra parte, porque su impacto es mayor en las poblaciones que son más vulnerables debido a cuestiones socioeconómicas estructurales. Además, las ciencias sociales tienen el desafío actual de pensar qué es el riesgo y qué son los desastres ambientales para realizar algún tipo de política de intervención al respecto. Hoy en día se puso de “moda” hablar de riesgo…
-¿De moda?
-Es decir, hace 50 años atrás nadie hablaba de riesgo. Como tampoco se hablaba de problemáticas ambientales y eso tiene que ver con la forma de pensar el desarrollo tecnológico en el marco de capitalismo. A partir del impacto de la tecnología se empezaron a cuestionar sus beneficios y a ponderar sus consecuencias en la sociedad. Respecto a esto, existen distintas posturas que oscilan entre afirmar que el riesgo se agravó por el uso indiscriminado de la tecnología o en cuestionar esta presunción ya que se argumenta que siempre hubo sociedades que no se relacionaron armoniosamente con el ambiente y, en algunos casos, destruyeron a los ecosistemas naturales e incluso a las propias civilizaciones.
-Pero es un poco exagerado pensar que toda la tecnología del sistema capitalista llevó a la destrucción del ambiente…
-No, claro. Porque hay tecnologías que están pensadas para evitar o contrarrestar los resultados devastadores de otras tecnologías, lo que pasa es que hay cuestiones económicas y políticas que impiden que esos desarrollos lleguen a popularizarse.
-¿Cuál fue la peor catástrofe de la Argentina?
-Es difícil, porque podemos definir “peor” por la cantidad de población afectada y/o por los aspectos de sus vidas que fueron dañados, o también en términos del impacto que tuvo sobre el ecosistema natural. Entonces de acuerdo a esto podemos pensar diferentes momentos u ocasiones, como inundaciones, o terremotos por ejemplo, que son importantes por la cantidad de personas que afectan y por su visibilidad.
Acá, en la Argentina, no sólo hay vulnerabilidad a sismos e inundaciones sino que también a las consecuencias de ciertas prácticas sociales que no siempre son tan evidentes como la minería a cielo abierto, el fraking y el uso indiscriminado de la tierra; o, por ejemplo, en términos de producción agropecuaria, el uso de ciertos químicos que generan un riesgo en determinadas áreas sean naturales o sociales. Es decir, todo ello tiene impactos que generan riesgos. Nadie en el mundo está exento del riesgo de los desastres ambientales.
-¿Y lo que se invisibiliza?
-Las consecuencias en términos de salud, como el impacto de las fumigaciones en las personas, son consecuencias a largo plazo y no las vemos; o el que se genera con el uso de la tecnología en la minería a cielo abierto. Ahí es donde nos preguntamos: ¿Una catástrofe es grande por su visibilidad? ¿Por su publicidad mediática?
-¿Firmaron un convenio con otras universidades para generar un proyecto de investigación de carácter internacional?
-Sí, el Proyecto de Cooperación Académica Internacional en el área de las Políticas para la Gestión del Riesgo y las Migraciones Ambientales, financiado por la Universidad de Ferrara, Italia, que se relaciona con un programa de internacionalización de las universidades y con la posibilidad de crear redes internacionales de cooperación académica. El convenio fue firmado por la FAUBA, la Universidad Nacional de Quilmes, la Universidad Católica de Córdoba, y la universidad italiana. Los responsables de cada Universidad somos investigadores especialistas en estas temáticas. El objetivo del convenio es generar una red y trabajar sobre temas de políticas de gestión de riesgos de desastres y migraciones ambientales. La idea a futuro es realizar una investigación en conjunto que compare las casuísticas abordadas por los equipos de cada universidad. Mientras tanto hemos armado una red institucionalizada, que tiene identidad propia: RISK Network | Research and Interdisciplinary Studies on Risk. Su coordinadora es Silvia Fontana (Universidad Católica de Córdoba), el secretario es Matías Barberis (Universidad de Ferrara) y los miembros del comité académico son: Cynthia Pizarro (FAUBA), Guido Galafassi (Universidad Nacional de Quilmes), Alfredo Alietti (Universidad de Ferrara) y Giuseppe Scandurra (Universidad de Ferrara). Los miembros de la red son los integrantes de nuestros equipos de investigación.
-¿Cuál es la posición de la FAUBA?
-Como institución tiene una clara postura que es producir conocimientos y tecnologías que no impacten negativamente en el ambiente ni en la sociedad, es decir, llevar adelante una gestión de riesgo que prevenga los desastres ambientales.
Lo que sí creo que dentro de este marco de cuidado del impacto tecnológico, nuestra gestión actual tiene una orientación clara que permite la libertad de pensamiento. En la facultad hay libertad de cátedra, entonces conviven aquellos que piensan que todas las tecnologías son dañinas por el solo hecho de ser tecnologías, y los que consideran que el desarrollo tecnológico puede ayudar a la mitigación o prevención del riesgo. Yo no estoy en desacuerdo con que cada uno opine distinto, al contrario, es bueno porque es una universidad pública y cada uno tiene libertad de expresión.
Conferencia: "El Rol de las Ciencias Sociales frente a la Gestión del Riesgo de Desastres y las Migraciones Ambientales"
El 1 de junio se llevó a cabo en el Salón de Actos de la Facultad de Agronomía de la UBA la conferencia: “El Rol de las Ciencias Sociales frente a la Gestión del Riesgo de Desastres y las Migraciones Ambientales”.
Esta actividad formó parte del Proyecto de Cooperación Académica Internacional en el área de las Políticas para la Gestión del Riesgo y las Migraciones Internacionales, financiado por la Universidad de Ferrara en el marco del Programa de Internacionalización del Ateneo.
“En la Facultad de Agronomía, dentro del ámbito académico se manifiesta la preocupación por las cuestiones ambientales, no sólo desde la carrera de Ciencias Ambientales sino también desde la óptica de la carrera de Agronomía y otras impartidas por esta Casa de Estudios. Es entonces la inclusión de estos temas en el repertorio académico de nuestra facultad que se considera que enriquece el conocimiento y el debate acerca de cuestiones de trascendencia para toda la sociedad. Por lo tanto, es un gusto y un honor para mí como vicedecana de esta facultad, celebrar aquí esta conferencia. Dejo inaugurada la actividad agradeciendo a los expertos que nos visitan y augurando un rico debate en estos temas tan sensibles para la sociedad”, expresó la vicedecana de Agronomía, Marcela Gally.
Los expositores fueron: Dr. Guido Galafassi, de la Universidad Nacional de Quilmes; el Dr. Alfredo Alietti, de la Universidad de Ferrara, Italia; la Dra. Cynthia Pizarro, FAUBA- CONICET; y la Esp. Silvia Fontana, de la Universidad Católica de Córdoba.