Amy Austin fue seleccionada para integrar la Academia de Ciencias de América Latina
La Profesora Asociada de la Cátedra de Ecología de la FAUBA fue elegida nuevo miembro de la Academia que promueve y contribuye al desarrollo del conocimiento científico en América Latina y el Caribe.
Anualmente, la Academia de Ciencias de América Latina (ACAL) elige nuevos/as académicos/as a través de la postulación y posterior votación de los miembros. Los/as investigadores/as son reconocidos/as nacional e internacionalmente por sus contribuciones al conocimiento científico.
Este 2022 la Dra. Amy T. Austin, Profesora Asociada de la Cátedra de Ecología de la Facultad de Agronomía de la UBA e investigadora del Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura (IFEVA) de FAUBA y CONICET, fue seleccionada para formar parte de la Academia de Ciencias de América Latina.
“Es un honor muy importante que me hayan seleccionado y el poder estar en compañía de algunos de los científicos más destacados de toda América Latina. Es un reconocimiento muy lindo para mi trabajo y para el área disciplinaria que yo represento, la Ecología, sobre todo en la región templada de América del Sur”, expresó la Dra.
La ACAL promueve y contribuye al desarrollo de las ciencias de América Latina y el Caribe. Actualmente cuenta con más de 250 miembros de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela.
“La Academia es un organismo internacional, pero regional a la vez. Está enfocado en reunir científicos/as de toda la región con el objetivo de complementar conocimientos y avances en todo Ámerica Latina. Y me parece que en ese sentido es muy importante, porque incorpora una diversidad regional relevante. Y creo que eso diferencia la Academia de Ciencias de América Latina de otras academias”, manifestó la científica.
Amy Austin enfoca sus investigaciones principalmente a la ecología de los ecosistemas y los ciclos biogeoquímicos en ecosistemas terrestres, con énfasis en los impactos humanos de cambio global sobre el reciclaje y almacenamiento de carbono.
“Mi trabajo ha estado centrado en la zona de la Patagonia, explorando los controles sobre el ciclo de carbono y nitrógeno. En los años más recientes, agregamos a nuestros estudios el impacto humano, principalmente sobre las relaciones planta-suelo. Por ejemplo, investigamos el impacto de las plantaciones de pino en la región patagónica y hemos visto que la introducción de una especie nueva cambia dramáticamente el funcionamiento de los ecosistemas. Recién ahora empezamos a trabajar en los pastizales de Córdoba en colaboración con ecólogos de la zona”, contó Austin.
“En lo personal – agregó la investigadora - me gusta mucho que esta academia reconozca la importancia de la región, porque la ecología, la biodiversidad y el cambio climático, no respetan las fronteras de los países. Entonces, en la interacción de científicos/as de diversos países, enfocados en problemáticas regionales, se pueden buscar soluciones conjuntas para confrontar la transformación que se viene debido al cambio climático global”.