La FAUBA en China: una ayuda para combatir el Mal de Río IV
El Ing. Agr. Carlos Banchero fue convocado por el país asiático para generar las estrategias necesarias que logren superar esa enfermedad virósica, que ataca a los maíces y genera grandes pérdidas.
Lo llaman el Mal de Río Cuarto, y en nuestro país atacó hace más de 35 años. Es un virus que se aloja y se multiplica en las glándulas salivales de la chicharrita. Cuando el insecto pica el maíz, se lo transmite. La Argentina llegó a tener pérdidas del 50 por ciento de la cosecha y, en varias ocasiones, lotes con rendimiento cero.
Actualmente, esta enfermedad virósica –o algún virus estrechamente emparentado- está atacando fuertemente los maíces de China. Ante este problema, funcionarios de ese país convocaron al Ing. Agr. Carlos Banchero, docente de la cátedra de Genética y especialista en el tema, para que les brinde el conocimiento y la tecnología necesaria para combatirlo.
A mediados de 2012, el profesor de la FAUBA viajó a la República Popular de China y, durante ocho días, dictó conferencias, participó de reuniones y visitó campos experimentales. “A raíz de mi visita firmamos un convenio donde me acreditaron como coordinador de un grupo de investigación, para lograr un avance sobre el grave problema”, expresó.
“La enfermedad lleva ese nombre porque apareció en la ciudad cordobesa de Río Cuarto, luego se extendió y empezó a hacer estragos. No hay genotipos resistentes, pero podemos convivir con él perfectamente combinando algunas medidas de manejo con genotipos tolerantes. Hoy en día China tiene pérdidas totales y me convocaron para que los ayude y les provea los híbridos tolerantes”, explicó el ingeniero.
Banchero fue uno de los primeros especialistas que trabajó sobre el Mal de Río IV en nuestro país y, junto a otros profesionales, halló híbridos de gran tolerancia. “No hay mucho conocimiento en el mundo sobre este problema, los argentinos somos los que más sabemos y eso nos coloca en un lugar importante, como por ejemplo en el caso de China”, aseguró.
Según el especialista, no existe resistencia que combata el virus pero se puede controlar perfectamente. Las medidas más elementales consisten en bajar la densidad de la población de chicharritas con insecticidas, o disminuir la cantidad de malezas para evitar que tenga lugares donde invernar. “Las mejores épocas para sembrar son las tempranas porque hay menos chicharritas; y las tardías porque las temperaturas mayores a 33 grados impiden la multiplicación del virus. Si a esto le sumamos un genotipo de maíz tolerante al Mal hace que tengamos éxito y que las pérdidas sean mínimas”.
En el mes de marzo, los funcionarios chinos llegarán a la FAUBA y se reunirán con las autoridades.
“Visitaremos distintos criaderos, incluyendo el de la facultad, y después viajaremos a Río Cuarto, donde empezó a reproducirse el virus. Lo esencial es que continúen interiorizándose sobre este problema que es gravísimo”, cerró Carlos Banchero.