Educación a Distancia en tiempos de cuarentena

Desde el inicio de la cuarentena obligatoria, la FAUBA ha implementado el dictado de clases virtuales a través de su Centro de Educación a Distancia. En esta nota te contamos cuáles son las herramientas disponibles, cómo acceder y descargarlas. Además, reflexionamos sobre las ventajas y dificultades del estudio online.

Teniendo en cuenta los alcances de la pandemia del coronavirus y, en consecuencia, la cuarentena obligatoria decretada por el Gobierno Nacional, la Facultad de Agronomía de la UBA decidió continuar las clases de todas las carreras de forma virtual. De este modo, a través del Centro de Educación a Distancia (CED) diseñó estrategias para que los docentes adapten sus contenidos a esta nueva forma de educación online. 

“La FAUBA ha podido responder de inmediato a la convocatoria de herramientas de la educación a distancia ya que cuenta con el CED desde los comienzos del milenio, hecho precursor dentro de una universidad que posee una larga experiencia en la educación virtual a través de UBA XXI y está a la vanguardia con los programas que gestiona el CITEP. La respuesta de los equipos docentes de todas las carreras a las autoridades fue inmediata. Contamos con equipos creativos, con herramientas de trabajo y con un espíritu de colaboración importante, solidario e inteligente”, expresó la Dra. María Cristina Plencovich, Profesora Titular Consulta FAUBA. 

La Facultad posee el Centro de Educación a Distancia desde el año 2006, con todas las carreras de FAUBA y más de 400 cursos. Su equipo de trabajo se encarga de manejar la plataforma de las materias, y generar contenido audiovisual didáctico. 

“Hacemos videos sobre temas de clase, para que los alumnos puedan relacionarse con el contenido de manera visual, no sólo desde un apunte escrito. Por otro lado, empezamos con la generación de aplicaciones móviles didácticas. Hay una app hecha para la cátedra de Estadística y una para la cátedra de Economía, que se utilizan durante la cursada como herramientas de apoyo. Estamos, también, en proceso de generar otras aplicaciones y nuestra idea es que cada vez sean más y más complejas”, explicaron desde el CED.

Actualmente, para el dictado de clases virtuales se están utilizando varias herramientas. El CED trabaja con la plataforma MOODLE, en su versión 3.7., pero también cuenta con el paquete G suite xxx, que integra múltiples herramientas (mail, calendario, drive, youtube, etc) y para videoconferencias, el Hangout o Google Meet, como así también otras aplicaciones de software libre (Jitsi) o propietario (Zoom) disponibles.

“Hay muchas herramientas que se pueden usar y lo ideal es usar herramientas variadas. Se pueden utilizar videoconferencias, foros, tareas escritas individuales o colaborativas, cuestionarios, aulas virtuales donde encontrar material y dejar consignas y secuencias didácticas. Lo ideal es centralizar la información la mayor parte en un solo lugar, como nuestro campus virtual (plataforma educativa Moodle), donde lo/as estudiantes saben que tendrán todo. Es muy recomendable combinar estrategias sincrónicas (videoconferencias, por ejemplo) con las asincrónicas (foros, tareas, etc.)”, manifestaron.

Asimismo, el equipo del Centro de Educación a Distancia generó tutoriales en video sobre los diferentes recursos de la plataforma, tanto para profesores como para estudiantes, con el objetivo de que puedan aprender cómo funciona Moodle, asistiéndolos sobre las diferentes herramientas que se pueden encontrar en la plataforma educativa.  

Para poder acceder, se debe generar un usuario en la plataforma de CED: https://ced.agro.uba.ar/moodle/ . Si bien se puede crear con cualquier correo electrónico, se recomienda utilizar el correo de FAUBA (@agro) para una mejor compatibilidad de plataformas. 

Algunas consideraciones sobre la Educación a Distancia

“Quedarse en casa” ha generado un gran desafío para toda la comunidad educativa: el de garantizar los contenidos mínimos de las materias a través de clases virtuales. La Dra. María Cristina Plencovich reflexiona sobre la Educación a Distancia, propone hacer “acuerdos mínimos” entre docentes para no inundar de contenidos a los estudiantes, y agudizar las formas de lograr un mayor acompañamiento virtual a los que se inician en las actividades académicas.

“La literatura específica plantea las dificultades que los sistemas de educación a distancia presentan a los estudiantes. Registran una alta tasa de deserción, en especial vinculada con tres factores fundamentales: (i) la carga de trabajo individual e interactivo- que siempre excede a la de las modalidades presenciales y de blended-learning; (ii) el manejo del tiempo por parte del estudiante para poder cumplir con todas las actividades hay que tener una férrea disciplina de trabajo y de autogestión del tiempo y (iii) la dificultad (no es imposibilidad) del sistema para el desarrollo de funciones cognitivas superiores, como resolución de problemas complejos con incertidumbre, propuestas, diseños, planeamiento, etc. que necesitan del andamiaje no sólo del equipo docente, sino también, del grupo de pares. 

A esto se agrega un hecho de la tecnología: no todos los estudiantes disponen en sus hogares de laptops o, incluso, de conectividad. El teléfono celular, un gran aliado de la virtualidad, no siempre resulta el dispositivo ideal para la descarga de archivos, ni para algunos tipos de interacciones. Asimismo, en tiempos de cuarentena no todos los estudiantes cuentan con espacios propios de la vivienda que favorecen el estudio.
Todas estas cuestiones se pueden subsanar cuando la carrera de grado o de posgrado tiene de entrada un diseño secuenciado en la modalidad virtual. ¿Qué queremos decir con esto? Que en nuestro caso, se trata de adaptar nuestros materiales didácticos, papers, guías, clases, trabajos prácticos individuales/grupales a esta nueva forma de entrega. 

Y en esto, como docentes, no debemos olvidar que los alumnos están cursando cuatro o cinco asignaturas simultáneamente, cuyo diseño original implica un sistema presencial acompasado. Por este motivo, en estos momentos, en las carreras hay que hacer acuerdos mínimos para no inundar a los estudiantes con contenidos, actividades individuales, actividades grupales, etc. -por más que ellas sean creativas, colaborativas, de calidad cognitiva y divertidas (sin duda todos atributos que el cuerpo docente de la FAUBA puede imprimirle), que atenten contra el tiempo disponible de los alumnos, que siempre es un recurso finito si bien están en cuarentena. 

A veces, en estos casos de fuerza mayor, todos hacemos esfuerzos para que las cosas se den como si no estuviera el virus entre nosotros e, incluso, también se activa el deseo docente de control de los aprendizajes y la tentación de inundar a los alumnos con contenidos.  Debemos precavernos de esto porque lejos de mantener el equipo de cuerpo, vamos a provocar una presión extra en la ya difícil situación que nos toca vivir a todos. A la complicada situación emocional que los jóvenes están viviendo no hay que añadir una presión extra de trabajo. Todo va a volver a sus carriles normales. Es tiempo de lecturas reflexivas, de ejercitaciones integradas y de pensar, también atributos esenciales de la construcción de la profesionalidad.

Por último, en la universidad, así como en el resto del sistema educativo, tenemos que agudizar las formas de lograr un mayor acompañamiento virtual a los que se inician en las actividades académicas. Los demás estudiantes conocen mejor el medio y la vida universitaria. En esto, no olvidemos que la FAUBA cuenta con un apoyo fundamental para los estudiantes (y para el resto de la comunidad educativa) que es el programa Agro Psi (vramos@agro.uba.ar), que se está adaptando también a la modalidad virtual”. 


 

Sobre el autor

Esp. Lic. en Comunicación Social