Hallazgo en la FAUBA: Las plantas mueren si no perciben la luz

Jue, 01/07/2010 - 09:11
Por FAUBA

Investigadores del IFEVA descubrieron que si las plantas no captan las señales de la luz, mueren aunque estén expuestas a un ambiente luminoso.

El hecho de que los cambios en el ambiente luminoso controlan aspectos fundamentales del crecimiento y desarrollo de las plantas, no es una novedad. Sin embargo, la idea de que las plantas si no “ven” mueren, es un hallazgo sin precedentes por parte del equipo de trabajo conformado por el Ing. Agr. Jorge Casal y el Lic. en Cs. Biológicas Marcelo Yanovsky del IFEVA, en conjunto con el Lic. Pablo Cerdán del Instituto Leloir.

Los especialistas, continuando con una línea de investigación iniciada hace años y sin imaginar un resultado de semejante trascendencia, modificaron genéticamente a Arabidopsis thaliana -planta de flores blancas emparentada con el repollo- inhibiendo la actividad de un grupo de sus fitocromos que le permiten a la planta percibir la luz roja. “Nos preguntábamos si una planta podía desarrollarse normalmente o no con todas las condiciones necesarias para crecer (aire, nutrientes, luz para fotosíntesis, dióxido de carbono, agua), sin captar las señales de la luz que le brindan información sobre el ambiente. Pero nunca pensamos que iba a morir”, explica el Ing. Casal todavía sorprendido por los resultados de este trabajo que fue publicado en la prestigiosa revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y ya tiene repercusión internacional.

Así, los investigadores del IFEVA lograron caracterizar junto a Pablo Cerdán, una planta sin ninguno de los cinco genes de fitocromos. Uno de los experimentos consistió en exponer a la mutante a la luz blanca para que active los otros fotorreceptores que no habían sido modificados y comience a desarrollarse: “No era una planta normal, pero vivía. Y cuando se la pasaba a luz roja, la sorpresa nuevamente: a los pocos días empezaban a ponerse amarillas las hojas que habían crecido, se generaban estructuras muy alargadas y anormales, hasta que finalmente la planta moría”, revela el Ing. Casal.

En forma contemporánea, en Japón, se llevó a cabo una combinación equivalente de mutaciones con el arroz, que cuenta con tan solo tres genes de fitocromos. Sin embargo, los especialistas orientales no se plantearon las mismas preguntas que los argentinos y pasaron por alto este dato inédito –el hecho de que las plantas, aunque tengan luz, si no la perciben, mueren-. El impacto de este descubrimiento es tal que conocer mejor su funcionamiento puede llegar a ser útil, en un futuro cercano, para el mejoramiento de distintos cultivos.

Un antecedente de esta aplicación fue un experimento realizado en el IFEVA en base al cultivo de plantas de papa transgénicas con niveles más altos de un tipo de fitocromos. Yanovsky explica: “Lo que observamos es que si estaban cultivadas a densidades muy altas, el hecho de tener más fitocromos les permitía tener un mayor rendimiento en tubérculos. Si bien suena bueno –agrega- había algunos aspectos negativos: al captar por demás las señales de la luz, estas plantas no ‘veían’ bien la sombra de las vecinas, quedaban como encandiladas, y, por ejemplo, no colocaban bien las hojas dentro del cultivo, se encimaban”.

Basados en estos hallazgos, los investigadores y docentes de Fisiología Vegetal en la FAUBA coinciden en que el balance es positivo pero que para la aplicación a campo “es necesario descartar los aspectos negativos” de esta aproximación. Con 20 y 30 años de carrera, respectivamente, Yanovsky y Casal tienen puesta la mirada en semejante desafío.

Sobre el autor

Facultad de Agronomía - Universidad de Buenos Aires